30.4.15

LA GUERRA ITALO-TURCA septiembre 1911- octubre 1912

El recuerdo del África romana y la fiebre del colonialismo alimentaron el interés italiano por adquirir territorios en el Mediterráneo. En 1908 la Ufficio Coloniale fue ampliada para constituir la Direzione Centrale  degli Affaire Coloniale. Desde 1909 el líder nacionalista Enrico Corradini abogó por la expansión sobre Libia desde las páginas de la publicación " L' Idea Nazionale". La intervención francesa que dio lugar a la segunda crisis marroquí en 1911 ofrecía una oportunidad para alterar en favor de los intereses de Roma el equilibrio en el norte de África. Los países de la Entente respondieron favorablemente a las insinuaciones de la administración italiana, tal vez con la esperanza de debilitar los lazos del país transalpino con sus socios oficiales de la Triple Alianza, mucho menos favorables a desestabilizar el Imperio Turco por temor a las consecuencias de rebote en los Balcanes. El embajador en Londres, Guiglielmo Imperiali ( un nombre profético ) obtuvo  respuestas comprensivas  del habitualmente ambiguo Grey, ministro de exteriores de Gran Bretaña; el 9 de septiembre este confiaba a uno de sus compañeros de ministerio, que era de "la mayor importancia" que ni Francia ni Gran Bretaña obstaculizaran los planes italianos.

El 14 de septiembre el primer ministro Giolitti y el ministro de exteriores,  el marqués de San Giuliano acordaron emprender la intervención armada en la zona. Alegando el socorrido pretexto de proteger  las vidas y los bienes de los ciudadanos italianos residentes en Trípoli y Derna, supuestamente amenazados por la inminente llegada de municiones y armamento para las guarniciones turcas  en Libia,  el 29 de septiembre de 1911 el gobierno de Roma declaró la guerra al Imperio Otomano.

En la alejada provincia líbica la guarnición turca ascendía a solo 4.200 hombres, carentes de material pesado y sin respaldo naval.  La fuerza expedicionaria italiana consistía en 34.000 soldados bien apoyados desde el mar por numerosos buques de guerra. En pocas semanas se apoderaron de los principales puertos del territorio, Trípoli, Bengasi, Derna, Homs y Tobruk.

En Estambul, aunque existía unánime repudio a la agresión italiana, existían dos corrientes de opinión. El gran Visir saliente Ibrahim Hakki Pasha,  y el entrante desde el 30 de septiembre, Mehmed Said Pasha  así como el gobierno pensaban que la defensa era impracticable y convenía resignarse ante lo inevitable.  ´Jóvenes Turcos`,  la organización política hegemónica desde la revolución de 1908, prefería ofrecer resistencia como una cuestión de principio moral.


MAPA. OPERACIONES ITALIANAS DURANTE EL CONFLICTO


Varios oficiales turcos, entre ellos Ismail Enver, cruzaron la frontera  infiltrándose desde Egipto y Tunez alentaron la formación de guerrillas entre los libios árabes, encontrando  especial eco en la hermandad sufi de los Sanusi en la región oriental de Cirenaica. Las tácticas de hostigamiento funcionaron adecuadamente, confinando a los italianos a la inmediación de los puertos que habían tomado, impidiéndoles avanzar hacia el interior  e infligiéndoles importantes bajas ( 3.400 muertos y 4.000 heridos ). Y eso a pesar de que los efectivos desplegados por los italianos alcanzaron la considerable cifra de 100.000 hombres, y se recurrió a tácticas represivas contra los civiles libios. Ante el estancamiento de las operaciones en tierra los líderes militares apelaron  a la superioridad naval extendiendo su zona de acción, destruyendo el poder naval turco en el área de la costa sirio-libanesa entre enero y febrero de 1912, bombardeando Beirut en marzo y multiplicando sus incursiones en el mar Egeo. Ejecutaron  un cañoneo ( más bien demostrativo ) sobre la entrada al estrecho de los Dardanelos el 18 de abril. Culminando este esfuerzo en el Mediterraneo oriental desembarcaron el 28 de mayo en el Dodecaneso, el archipiélago en torno a la isla de Rodas, con el beneplácito de la población nativa griega . En octubre de 1912 las autoridades italianas amagaron con una campaña naval todavía mas intensa en el Egeo, de tal modo que Rusia y Austria-Hungría, alarmadas por la interrupción del tránsito comercial marítimo y  las posibles repercusiones en los Balcanes, respectivamente, intercedieron ante la Sublime Puerta para que accediera a una paz con cesiones. El 15 de octubre se acordó un primer borrador reservado aceptando la pérdida de las regiones ocupadas por Italia. El acuerdo definitivo se firmó el 18 de octubre de 1912 en el llamado tratado de Lausana.

La trascendencia del conflicto es mayor de lo que se suele suponer, porque trastocó los sistemas internacionales de manera significativa, al mejorar las relaciones de Italia con la Entente y enfriar aún más las que sostenía con sus socios oficiales en la Triple Alianza, Alemania y Austria-Hungria. Despertó uno de los primeros movimientos nacionalistas árabes del siglo XX, el de los resistentes libios; y  además  al perturbar la estabilidad del Imperio Turco, dio alas a la alianza de Serbia, Grecia, Bulgaria y Montenegro que venía labrándose desde el mismo comienzo de las hostilidades en 1911 y que desencadenaría la Primera Guerra Balcánica el mismo octubre de 1912