25.7.11

1911-2011 CENTENARIO DE LA SEGUNDA CRISIS MARROQUI O CRISIS DE AGADIR ( 1ª PARTE )

La conferencia de Algeciras de 1906 estableció un régimen de tutela sobre Marruecos por parte de las potencias europeas con mayores intereses en el país norteafricano, es decir,  de Francia y España, aunque en principio  para preservar meramente el orden público, y permitiendo el libre desenvolvimiento de los intereses de los particulares de otras potencias, excluyendo por tanto el régimen de protectorado formal. Sin embargo, desde muy pronto Paris inició una progresiva y encubierta escalada de intervencionismo, con la ocupación de Uxda en mayo de 1907 y de Casablanca en agosto del mismo año despues del asesinato de nueve trabajadores europeos.

 Desde principios de 1909 el acuerdo implementado por las grandes potencias tres años antes respecto a Marruecos empezó a naufragar. El deterioro de la autoridad del sultán provocó disturbios tribales y un vacio de poder,  el cual Francia se veía tentada a llenar en su beneficio. Uno de esos incidentes, la revuelta en la primavera de 1911 de la cábila de los Zuar acompañada de agresiones contra europeos residentes en la ciudad de Fez, despertó en Paris la idea de lanzar una expedición para pacificar el área. El gabinete Monis era muy consciente de la fría acogida de su proyecto en Londres, Berlin y Madrid, principales actores internacionales afectados en sus intereses por tal medida. A pesar de ello, Monis dio luz verde a la expedición el 23 de abril de 1911. De hecho, el día 28 de abril el ministro de exteriores alemán A. von Kiderlen-Wächter le indicó al embajador francés en la capital germana, Jules Cambon, que la ocupación de Fez invalidaba los acuerdos de Algeciras; también acusaba a los franceses de no respetar los términos de la convención económica de 1909  obstaculizando con triquiñuelas burocráticas las actividades de las empresas alemanas en Marruecos. Curiosamente se produjo un intervalo de silencio alemán cuando las tropas francesas se desplegaron sobre el terreno a principios de mayo, que observadores ingleses interpretaron como una estrategia deliberada para que los franceses se implicaran tanto en su incursión que en contrapartida entregaran un cierto precio. A juzgar por los despachos de Jules Cambon a su gobierno, ese precio sería un puerto marroquí; posibilidad que fue mencionada por su hermano y embajador en Londres, Paul Cambon, a sus interlocutores ingleses. Esta afirmación probablemente correspondía a un doble juego francés. Mencionar esa posibilidad de un "Gibraltar" alemán abierto al Atlántico Central despertaría los temores británicos hacia la creciente flota germana ( aunque el almirante Fisher restó en su momento trascendencia a esa eventualidad ), y reforzaría de rebote el compromiso británico de 1904 de prestar apoyo diplomático a Francia en los asuntos concernientes a Marruecos.
FOTO. JULES CAMBON: DESEMPEÑÓ EL CARGO DE EMBAJADOR FRANCES ANTE BERLIN EN EL TRASCENDENTAL PERIODO  1907 - 1914, NEGOCIANDO  LA SEGUNDA CRISIS MARROQUI, ENTRE OTROS DELICADOS ASUNTOS.

Por otro lado, el ministro de exteriores Cruppi ( que abandonaría Quai D´Orsay en junio ), guiado por el director político y comercial del ministerio, rompió las negociaciones para la gestión conjunta del ferrocarril Fez-Tánger, y el nuevo acuerdo financiero con Marruecos ni siquiera mencionaba la participación alemana.

El tablero de juego era muy complejo.  Uno de los actores menores, España, estimaba que las sospechosas maniobras del comandante  francés Moreaux  en las cercanías de Alcazaquivir incumplían el acuerdo reservado hispanofrancés sobre áreas de intervención del 3 de octubre de 1904, y eran el preludio de la partición de Marruecos; el gobierno Canalejas preparó con la asesoría del cónsul español en Larache, Juan Zugasti, el desembarco de un destacamento español al mando del capitán Ovilo. La fuerza española tomó el 8 de junio sin lucha Larache y Alcazaquivir, desdeñando las presiones inglesas en sentido contrario transmitidas semanas atras por el embajador en Madrid Maurice de  Munsen por indicación del ministro de exteriores británico, Edward Grey.

La actitud de colaboración  de Inglaterra respecto a  Francia también quedó patente durante la visita del Káiser a Londres a mediados de mayo, cuando Grey anunció que " Inglaterra, en ningún caso y sea cuales sean las circunstancias, no  incumplirá sus obligaciones con Francia". Pero esta declaración no ocultaba el fastidio por el acto unilateral de los galos y su consecuencia lógica; Grey escribió el 25 de mayo "( Francia) esta tan hondamente implicada que no podrá abandonar ( Fez) y tendrá que transigir con una partición de Marruecos, sobre la que aparecerán dificultades, y algún precio habrá que pagar".




En junio esta conclusión era igualmente asumida por los franceses, y su preocupación inmediata era evitar que los alemanes participasen de ese proceso de división de Marruecos. En una entrevista de Jules Cambon con Kiderlen en el balneario de Bad Kissigen el 21 y 22 de junio, el primero propuso algun tipo de compensación colonial en otro lugar a cambio de la aquiescencia de Berlin a la partición con predominio francés. Aunque Kiderlen se mostró comprensivo, la concreción de la propuesta se dilató por la formación en Paris de un nuevo gobierno presidido por el liberal radical Joseph Caillaux. Este era un economista liberal con fama de flexible. En el intervalo, los dirigentes alemanes decidieron que era preciso dar un gesto público de autoridad frente al hecho consumado de la ocupación de Fez, y el 1 de julio un pequeño cañonero de la flota del Káiser, el "Panther", fondeó en Agadir. Según el comunicado alemán,  el buque permanecería surto en el puerto hasta que se restableciera la normalidad.  El canciller Bethmann-Hollweg catalogó tiempo despues el envío del "Panther" como "una notificación de que a Francia no se le permitiría ignorar nuestro deseo de una discusión completa, obligados por los procedimientos dilatorios del gabinete de Paris. Fue una respuesta defensiva a una acción agresiva  por parte de Francia".


 MAPA: EL REPARTO DE MARRUECOS 1905-1912

Para entender mejor el mecanismo de toma de decisiones, conviene recordar cual era la estructura
de los diferentes departamentos de exteriores de las grandes potencias involucradas en Marruecos. En Francia podían distinguirse tres camarillas:

- diplomáticos jóvenes, funcionarios permanentes ajenos a los frenéticos vaivenes gubernativos franceses. Controlaban la rutina diaria del Quai  D´ Orsay y los principales eran Maurice Herbette, Edmond Bapts y Alexander Conty. Se mostraban dispuestos a arrostrar grandes riesgos frente a Alemania. Herbette era particularmente activo, ya que anteriormente había sido jefe de comunicaciones, y creado intensos lazos y contactos con los periódicos.

- los titulares formales del ministerio de exteriores; su caracter efímero debilitaba su capacidad de maniobra y control sobre los vericuetos de su departamento. El ministro Pinchon fue sustituido en marzo de 1911 por Cuppi, a su vez reemplazado por Justin de Selves en el periodo crítico, a finales de junio.

- embajadores consagrados;  destacaban los hermanos Cambon en Londres y Berlin, Camille Barrere destinado en Roma, y George Louis en San Petersburgo. Estaban dispuestos a aceptar concesiones apaciaguadoras.

En los departamentos del Foreign Office las personalidades claves eran:


- Sir Arthur Nicolson, a cargo de la secretaría permanente desde mediados de 1910. Sus opiniones, formadas durante su acreditación como embajador en San Petersburgo, reforzaron a la facción antigermana acaudillada desde hacía años por Eyre Crowe, un brillante funcionario de carrera ( dominaba el francés y el alemán, y su propia madre era alemana )  que había ascendido en 1906 a secretario mayor de asuntos occidentales. En su momento Nicolson soportó muchas descalificaciones por la alianza anglorrusa que tan afanosamente había forjado años atras, lo que puede explicar su absoluto rechazo a la menor concesión a Berlín, puesto que podía trastocar su obra maestra. Junto a Nicolson y Crowe debe citarse a Francis Bertie,  embajador británico en Paris desde 1905.


- Entre ambas influencias se erguía el ministro titular, Edward Grey, uno de los más prominentes liberales imperialistas , desempeñando un papel equívoco, intentando presentar a Inglaterra como un árbitro imparcial cuando en realidad era una de las partes involucradas en el contencioso marroquí y en el equilibrio de poder mundial.


Fuera del Foreign Office estaban los mas dispuestos a contemporizar con Alemania: los liberales radicales como Lord Loreburn ( ocupando el cargo de lord canciller ), Lord Morley, Harcourt , Crewe y la mayor parte del gabinete británico. De hecho, lograron en los primeros días de julio suavizar el apoyo oficial británico a Francia.



En Alemania el organigrama decisorio parecía un poco más claro, con la figura del ministro de exteriores Kiderlen como portavoz autorizado. Bethmann confiaba plenamente en  su colega de consejo: " quizás el más hábil diplomatico que ha tenido Alemania en los últimos tiempos". Pero a renglón seguido añadía: durante su largo periodo de alejamiento en su puesto de los Balcanes el había quedado desconectado  de la comprensión  de los problemas esenciales de nuestra politica...llegó eventualmente a la conclusión   de que Francia no podría ser traida a las negociaciones salvo por métodos drásticos". Sin embargo Kiderlen no gozaba de confianza del káiser y el 17 de julio llegaría a amagar con dimitir en medio de tan delicadas circunstancias. Al igual que en Francia, los embajadores desempeñaban un  destacado papel a la hora de fijar las propuestas de actuación, en las personas del embajador en Londres, Paul von Metternich y el embajador  ante Paris, Von Schoen.
FOTO. KIDERLEN-WAECHTER, MINISTRO DE EXTERIORES ALEMAN EN 1911, Y ANTIGUO EMBAJADOR ANTE BUCAREST Y ESTAMBUL.


En los primeros días de julio las declaraciones oficiales francesas parecian restar importancia al incidente de Agadir, según se desprende de las sosegadas entrevistas de Jules Cambon con Kiderlen ( donde este mencionaba el Congo como posible contrapartida ) y las notificaciones  que  escribió a su gobierno y a su hermano. Tambien observadores ingleses como G. Graham, en carta al secretario personal de  Grey, se hacían eco de la aparente tranquilidad del primer ministro francés Selves.

Es muy posible que entre los franceses existiera cierta mala conciencia por sus reiterados pasos unilaterales en Marruecos, y tal vez el temor  de que estos pasos les indispusieran con los ingleses y la opinión pública mundial. Ciertamente algunos periódicos británicos relacionados con los liberales radicales pensaban que Francia habia provocado a los alemanes.  Pero los ambientes  que encabezaron en primer lugar la denuncia del caso Agadir en términos vehementes  fueron  precisamente británicos, exactamente el prestigioso periódico conservador  "The Times" y la burocracia del Foreign Office  afín a los liberales imperialistas, calificando el fondeo del "Panther" de "dangerous policy" ( política temeraria ). En el consejo de ministros del 4 de julio Grey arguyó que el acto alemán, sumado a los pasos previos de Francia y España, finiquitaban la vigencia de Algeciras y hacía necesario un nuevo trato a cuatro bandas, con los británicos como cuarto interlocutor. También se formularon los principios de negociación británicos: evitar  un punto de apoyo alemán en el litoral mediterraneo, la negativa a cualquier intento de nuevas fortificaciones en la costa y oportunidades libres para el comercio y las inversiones inglesas. Se descartó el envío de un buque británico pero se ratificó el apoyo diplomático a París.

Las cosas se complicaban porque franceses y alemanes parecian estar de acuerdo en establecer conversaciones bilaterales marginando al resto de potencias. El conde Metternich había sido instruido por su gobierno para centrar llamar la atención en Londres sobre el cambio de las condiciones en Marruecos a resultas de las acciones francesas y españolas, y sostener que esas acciones hacían imposible el retorno al anterior status quo. Alemania se prepararía para buscar un entendimiento final con Francia sobre la cuestión marroquí, la cual sería posible en vista de los fluidos canales de comunicación entre Francia y Alemania. Grey, en cambio, mencionaba a España como uno de los poderes envueltos en las operaciones militares y por tanto a considerar en las negociaciones, a pesar de Paul Cambon intentó hacerle cambiar de parecer en una entrevista el 4 de julio. Ese mismo día, en un diálogo entre Grey y Metternich, el primero afirmó que el gobierno británico era “ de la opinión que una nueva situación había sido creada por el envío de un buque alemán a Agadir”. Esta era una clara deformación de la posición adoptada esa jornada por el gabinete londinense, que en su informe al rey especificaba meridianamente que la nueva situación había sido creada por Francia y España. Grey parecía estar jugando por su cuenta para endosar la entera responsabilidad de la crisis a los alemanes, y Metternich y a través de él , su gobierno, no supieron calibrar  la trascendencia de la maniobra.

Nicolson y Crowe hasta proclamaron que una de las aviesas intenciones del envío del “Panther” era precisamente torpedear la Entente anglofrancesa. Incluso antes del estallido del asunto marroquí , en marzo de 1911, Crowe recelaba de las propuestas francesas para tender ferrocarriles mixtos francoalemanes en Marruecos, considerando esos planes como “un ejemplo flagrante de la viciosa politica en la que el gabinete francés esta empeñado...haciendo importantes concesiones políticas a nuestras expensas” Ciertamente la perspectiva de la falta de lealtad de Francia hacia sus socios de la triple Entente levantaba ampollas en el Foreign Office, aun cuando estos ataques de celos solían darse cuando un miembro de la Entente impulsaba por  cuenta propia alguna clase de arreglo con Alemania.


Otros informes posteriores, como el de Bertie el 9 de julio reforzaron estas prevenciones. En el se recogía que Selves “estaba enterado de que el golpe de Agadir tenía el propósito de comprobar la solidaridad de la Entente de Francia e Inglaterra ". Es mucho más probable que Selves estuviera jugando con los celos de amante despechado de los funcionarios británicos, porque al mismo tiempo  departía con el embajador aleman Von Schoen respecto a las compensaciones en el Congo. En este alineamiento del personal del Foreign Office seguramente tuvo mucho que ver el activo papel de Crowe, que seguía advirtiendo de la amenaza alemana, generando un ambiente de animadversión contra Berlin. Solo así se explica que frente al despliegue de 100.000 soldados franceses y españoles en Marruecos, la aparición de un cañonero de 1.000 toneladas y 125 tripulantes fuera tildada de “agresión despiadada”. 

FOTO. EL EMBAJADOR ALEMAN EN FRANCIA ENTRE  1910-14, WILHELM E. FREIHERR ( BARON ) VON SCHOEN (  SCHÖN )

Es cierto que anteriormente la comunicación de Grey a los franceses sobre la decisión gubernamental del 4 de julio dejó a estos sobrecogidos: " que ellos [ los franceses] debian  reconocer que, en buena medida por sus propias acciones, un regreso al status quo anterior se había convertido en muy dificil, si no imposible, y que podría hacerse necesario  dar un mas definitivo reconocimiento que antes a los intereses alemanes en Marruecos" Del texto se podía deducir que los ingleses hasta consentirian ceder con condiciones un puerto marroquí al II Reich . Cailleaux se apresuró a aclarar las cosas y envió  el 5 de julio un telegrama a su embajador  afirmando que los franceses bajo ningún concepto cederian parte alguna de Marruecos a los alemanes. Los principios compartidos por todos los mandatarios y negociadores franceses se basaban  en el rechazo a las concesiones territoriales a Alemania en Marruecos y preferencia por el dialogo bilateral, según se recoge en los telegramas intercabiados entre Caillaux  y P. Cambon. Este último le pidió a Grey que aclarase a que tipo de compensaciones se refería el gabinete londinense y el 6 de julio se quejó de la negativa a enviar buques como contramedida y avisando de la facilidad con la que los alemanes podrían fortificar Agadir. Grey intentó tranquilizar a los representantes de la III República negando la posibilidad de presiones británicas  que forzaran a Francia a modificar sus puntos de vista.


FOTO. PAUL CAMBON, EL INCOMBUSTIBLE EMBAJADOR FRANCÉS EN GRAN BRETAÑA DURANTE 1898-1920

 Estos desencuentros en el interior de la Entente, no obstante, permanecieron ocultos para los observadores externos. En el discurso del 6 de julio ante la cámara de los comunes, el primer ministro Asquith fue conciliador, en  línea con las medidas  aprobadas por el conjunto el gabinete,  pero a su vez  volvió a defender la vigencia de la Entente con Francia y las obligaciones de Inglaterra hacia su socio, y dejó caer que la acción inapropiada de Agadir habia creado una nueva situación que comprometía los intereses ingleses. De nuevo se apreciaba el divorcio dentro del gabinete británico donde los portavoces de la tendencia liberal-imperialista deformaban las conclusiones consensuadas por el conjunto del gobierno. Igualmente, Bertie actuaba por su cuenta al prometer el 11 de julio a los franceses  que Inglaterra rechazaría la entrega de un puerto marroquí del Atlántico a los alemanes.

 Mientras,
Crowe, con Nicolson y Bertie detrás, seguía insistiendo en las perversas intenciones últimas de los alemanes y esgrimiendo la posibilidad de que toda la crisis se saldara con un aislamiento británico; el 15 de julio escribió que Berlín estaba haciendo nada menos que“ una oferta determinada para una coalición francoalemana contra Inglaterra”. Las personalidades del Foreign Office tildaban automáticamente cualquier intento alemán para reclamar compensaciones por el abandono de sus derechos en Marruecos como una jugada retorcida para desmontar la Entente. Por supuesto, Selves y los miembros de la administración francesa se limitaron a alentar este punto de vista ( que les parecía descabellado pero ventajoso para sus intereses ) según les conviniera.