La noticia del crimen de Sarajevo no pareció enturbiar en exceso el grato comienzo del verano de 1914; el Káiser Guillermo II acudió a las regatas de Kiel ( aunque dolido, ya que conocía al difunto Francisco Fernando personalmente ), en París se celebraba el Gran Prix y había preparativos para el día de la cercana fiesta nacional, mientras el presidente Poincare navegaba hacia San Petersburgo en una visita programada tiempo atrás. Nada hacía presagiar que no fuera sino otro de los capítulos del embrollo de los Balcanes; otro caso enojoso propiciado por pueblos turbulentos en un rincón del continente, y solamente eso...
Había dos excepciones: Austria y Serbia, las partes implicadas en el magnicidio. Los gobiernos de Viena y Belgrado estaban entregados a una frenética actividad diplomática, ponderando las decisiones a tomar. En Austria-Hungria con la idea de aprovechar la indignación ante el atentado para realizar un definitivo escarmiento de Serbia que seria a la vez un golpe de autoridad dentro del imperio; ¡quien sabe, la inhibición podía poner en peligro la propia existencia de Austria-Hungria ! postura defendida ardientemente por el jefe de estado Mayor Hotzendorf y por Berchtold, ministro de exteriores austriaco desde el 9 de febrero de 1912. El conde Leopoldo Berchtold había desempeñado puestos diplomáticos en París, Londres, y desde 1903 San Petersburgo, desempeñando el cargo de embajador en la capital del Neva hasta abril de 1911. Era uno de los hombres de confianza de Aerhental, al que sustituyó precisamente como embajador. Un tanto desbordado por las consecuencias de la crisis de Bosnia en 1908, Berchtold había sido partidario de las buenas relaciones con Rusia. Pero tuvo que lidiar con las actividades provocadoras de Hartwig y Pasic en Belgrado, y con los efectos de las guerras balcánicas, donde al abogar por la creación de Albania e impidiendo la salida de Serbia al mar se había desengañado de su postura conciliadora inicial.
Antes de dar un paso trascendental procedieron a consultar con el gobierno alemán a primeros de julio, a través del embajador Szösgyeny, acreditado en Berlín y el envío del conde Hoyos, exponente de la línea dura, que viajó a la capital germana el domingo 5 de julio. La carta del anciano emperador Francisco José que portaba Hoyos resume la postura oficial del gabinete vienés: " la paz no puede ser una certeza hasta que Servia(...) no desaparezca de los Balcanes como factor de poder(...) la política de paz perseguida por todos los monarcas de Europa estará comprometida en tanto este núcleo de agitación criminal siga impune". Junto a la carta se adjuntaba una versión revisada del llamado Informe Matschenko. Esta era valoración efectuada el 24 de junio de 1914, antes del atentado sobre la situación en los Balcanes desde el punto de vista austríaco. Mencionaba los aspectos ventajosos de la incipiente colaboración con Bulgaria. La existencia de Albania era valorada como positiva pero se recordaba su inestabilidad. Como aspectos negativos recogía el engrandecimiento de Serbia, el acercamiento de la opinión pública rumana a Rusia, las actividades que este país realizaba patrocinado por París. Sombríamente pronosticaba que después de la liquidación turca en Europa, Austria sería la siguiente víctima en saciar los apetitos de Rusia y sus clientes balcánicos. Las respuestas de Viena pasarían por implicar a Berlín en los problemas de los Balcanes, clarificar la postura rumana, cultivar la alianza búlgara como contrapeso, y curiosamente, incrementar los lazos económicos con Serbia, aunque reconocía que esto no desactivaría el problema.
Estas ideas fueron bien acogidas por Berlín, especialmente por Guillermo II. El 5 de julio la embajada austriaca recibió la respuesta alemana: "de todos modos, la actitud de Rusia sera hostil (...) si la guerra estalla entre ella y Austria-Hungria, pueden tener la certeza en Viena de que Alemania como fiel aliada se mantendrá al lado de lado de la monarquía. Por otro lado Rusia se encuentra lejos de estar preparada para la guerra(...) seria lamentable que Austria no sacara partido en estos momentos tan favorables para ella"; esta declaración acogía positivamente apretar las tuercas a Serbia, incluyendo tal vez una guerra localizada en los Balcanes, se le aseguraba a Austria apoyo militar si surgían complicaciones con Rusia, aunque a renglón seguido esta eventualidad era considerada improbable. Parte de la historiografía califica de "cheque en blanco" a Austria este documento. No obstante conviene recordar que las palabras de este comunicado claramente centran el problema en Serbia, no en la indeseable idea de una guerra generalizada. Es cierto que hipotecaban la política exterior alemana a las decisiones que se tomaran en Viena sobre como proceder contra Serbia, un ejemplo de como un aliado más débil puede arrastrar a un aliado más fuerte que solo pretende realizar un gesto para "quedar bien" ante su socio menor . Demuestra esta hipótesis la despreocupación de los altos funcionarios, que mantuvieron sus planes de vacaciones aunque seguían en contacto por telégrafo, muy atentos a la evolución de los acontecimientos, y la falta de movimientos de preparación militar.
El 7 de julio, después de las consultas con Berlín se reunió un reducido consejo de ministros formado por Sturgkh, Berchtold y Tisza ( primer ministro del reino húngaro), Von Krabotin ( ministro de la guerra ), Hotzendorf y el jefe del almirantazgo. De las discusiones se concluyó la necesidad de máxima firmeza y que una acción militar debía tener lugar si no se aceptaban todas las condiciones austro-húngaras. Tisza fue el más indeciso en adherirse a estas tesis, ya que pensaba que cualesquiera que fuera el resultado de una posible guerra iría en detrimento de los húngaros. A continuación realizaron nuevas consultas con el embajador alemán, Tschirschky.
La Wilhemstrasse ( ministerio de exteriores alemán ) por iniciativa del ministro Jargow empezó a hacer gestiones para "localizar" la guerra contra Serbia con avisos a otras capitales, en parte para sondear sus respuestas. El día 18 el gobierno austriaco tenia preparado su ultimátum a Belgrado. El presidente francés Poincaré, que continuaba su visita en San Petersburgo declaró : " Serbia tiene amigos muy fieles en Rusia. Y Rusia tiene una aliada, Francia... " aunque esta beligerancia no era compartida en aquel momento por la relajada opinión francesa, pendiente de la fiesta nacional y de los escándalos domésticos aireados en los tribunales y periódicos.
El día 23 de julio el embajador austriaco en Belgrado, Giesl entregó el texto final del ultimátum al gobierno serbio:
" De las declaraciones y confesiones de los autores criminales del atentado del 28 de junio se deduce que el asesinato de Sarajevo ha sido tramado en Belgrado; que las armas y explosivos de los asesinos les fueron entregadas por oficiales y funcionarios servios que forman parte de la Narodna Odbrana y, en fin, que la entrada en Bosnia de los criminales y sus armas fue organizada y efectuada por los jefes del servicio servio de fronteras (...)
Había dos excepciones: Austria y Serbia, las partes implicadas en el magnicidio. Los gobiernos de Viena y Belgrado estaban entregados a una frenética actividad diplomática, ponderando las decisiones a tomar. En Austria-Hungria con la idea de aprovechar la indignación ante el atentado para realizar un definitivo escarmiento de Serbia que seria a la vez un golpe de autoridad dentro del imperio; ¡quien sabe, la inhibición podía poner en peligro la propia existencia de Austria-Hungria ! postura defendida ardientemente por el jefe de estado Mayor Hotzendorf y por Berchtold, ministro de exteriores austriaco desde el 9 de febrero de 1912. El conde Leopoldo Berchtold había desempeñado puestos diplomáticos en París, Londres, y desde 1903 San Petersburgo, desempeñando el cargo de embajador en la capital del Neva hasta abril de 1911. Era uno de los hombres de confianza de Aerhental, al que sustituyó precisamente como embajador. Un tanto desbordado por las consecuencias de la crisis de Bosnia en 1908, Berchtold había sido partidario de las buenas relaciones con Rusia. Pero tuvo que lidiar con las actividades provocadoras de Hartwig y Pasic en Belgrado, y con los efectos de las guerras balcánicas, donde al abogar por la creación de Albania e impidiendo la salida de Serbia al mar se había desengañado de su postura conciliadora inicial.
Antes de dar un paso trascendental procedieron a consultar con el gobierno alemán a primeros de julio, a través del embajador Szösgyeny, acreditado en Berlín y el envío del conde Hoyos, exponente de la línea dura, que viajó a la capital germana el domingo 5 de julio. La carta del anciano emperador Francisco José que portaba Hoyos resume la postura oficial del gabinete vienés: " la paz no puede ser una certeza hasta que Servia(...) no desaparezca de los Balcanes como factor de poder(...) la política de paz perseguida por todos los monarcas de Europa estará comprometida en tanto este núcleo de agitación criminal siga impune". Junto a la carta se adjuntaba una versión revisada del llamado Informe Matschenko. Esta era valoración efectuada el 24 de junio de 1914, antes del atentado sobre la situación en los Balcanes desde el punto de vista austríaco. Mencionaba los aspectos ventajosos de la incipiente colaboración con Bulgaria. La existencia de Albania era valorada como positiva pero se recordaba su inestabilidad. Como aspectos negativos recogía el engrandecimiento de Serbia, el acercamiento de la opinión pública rumana a Rusia, las actividades que este país realizaba patrocinado por París. Sombríamente pronosticaba que después de la liquidación turca en Europa, Austria sería la siguiente víctima en saciar los apetitos de Rusia y sus clientes balcánicos. Las respuestas de Viena pasarían por implicar a Berlín en los problemas de los Balcanes, clarificar la postura rumana, cultivar la alianza búlgara como contrapeso, y curiosamente, incrementar los lazos económicos con Serbia, aunque reconocía que esto no desactivaría el problema.
Estas ideas fueron bien acogidas por Berlín, especialmente por Guillermo II. El 5 de julio la embajada austriaca recibió la respuesta alemana: "de todos modos, la actitud de Rusia sera hostil (...) si la guerra estalla entre ella y Austria-Hungria, pueden tener la certeza en Viena de que Alemania como fiel aliada se mantendrá al lado de lado de la monarquía. Por otro lado Rusia se encuentra lejos de estar preparada para la guerra(...) seria lamentable que Austria no sacara partido en estos momentos tan favorables para ella"; esta declaración acogía positivamente apretar las tuercas a Serbia, incluyendo tal vez una guerra localizada en los Balcanes, se le aseguraba a Austria apoyo militar si surgían complicaciones con Rusia, aunque a renglón seguido esta eventualidad era considerada improbable. Parte de la historiografía califica de "cheque en blanco" a Austria este documento. No obstante conviene recordar que las palabras de este comunicado claramente centran el problema en Serbia, no en la indeseable idea de una guerra generalizada. Es cierto que hipotecaban la política exterior alemana a las decisiones que se tomaran en Viena sobre como proceder contra Serbia, un ejemplo de como un aliado más débil puede arrastrar a un aliado más fuerte que solo pretende realizar un gesto para "quedar bien" ante su socio menor . Demuestra esta hipótesis la despreocupación de los altos funcionarios, que mantuvieron sus planes de vacaciones aunque seguían en contacto por telégrafo, muy atentos a la evolución de los acontecimientos, y la falta de movimientos de preparación militar.
El 7 de julio, después de las consultas con Berlín se reunió un reducido consejo de ministros formado por Sturgkh, Berchtold y Tisza ( primer ministro del reino húngaro), Von Krabotin ( ministro de la guerra ), Hotzendorf y el jefe del almirantazgo. De las discusiones se concluyó la necesidad de máxima firmeza y que una acción militar debía tener lugar si no se aceptaban todas las condiciones austro-húngaras. Tisza fue el más indeciso en adherirse a estas tesis, ya que pensaba que cualesquiera que fuera el resultado de una posible guerra iría en detrimento de los húngaros. A continuación realizaron nuevas consultas con el embajador alemán, Tschirschky.
La Wilhemstrasse ( ministerio de exteriores alemán ) por iniciativa del ministro Jargow empezó a hacer gestiones para "localizar" la guerra contra Serbia con avisos a otras capitales, en parte para sondear sus respuestas. El día 18 el gobierno austriaco tenia preparado su ultimátum a Belgrado. El presidente francés Poincaré, que continuaba su visita en San Petersburgo declaró : " Serbia tiene amigos muy fieles en Rusia. Y Rusia tiene una aliada, Francia... " aunque esta beligerancia no era compartida en aquel momento por la relajada opinión francesa, pendiente de la fiesta nacional y de los escándalos domésticos aireados en los tribunales y periódicos.
El día 23 de julio el embajador austriaco en Belgrado, Giesl entregó el texto final del ultimátum al gobierno serbio:
" De las declaraciones y confesiones de los autores criminales del atentado del 28 de junio se deduce que el asesinato de Sarajevo ha sido tramado en Belgrado; que las armas y explosivos de los asesinos les fueron entregadas por oficiales y funcionarios servios que forman parte de la Narodna Odbrana y, en fin, que la entrada en Bosnia de los criminales y sus armas fue organizada y efectuada por los jefes del servicio servio de fronteras (...)
El gobierno servio se comprometerá a :
1º Suprimir toda publicación que estimule el odio y el menosprecio de la monarquía austro-húngara y cuya tendencia general vaya contra la integridad del Imperio.
3º Eliminar sin demora de la instrucción pública en Servia (...) todo lo que sirva o pueda servir para fomentar la propaganda contra Austria-Hungria.
5º Aceptar dentro de Serbia la colaboración de los órganos del gobierno imperial y real en la supresión del movimiento subversivo del movimiento subversivo dirigido contra la integridad territorial del Imperio.
7º Proceder urgentemente a la detención del comandante Voija Tancosevic y del llamado Milan Ciganovic empleados del estado serbio, comprometidos por los resultados del proceso de Sarajevo.
8º Impedir con medidas eficaces el concurso de las autoridades serbias en el tráfico ilegal de armas y explosivos a través de la frontera. A destituir y castigar severamente a los funcionarios del servicio fronterizo de Schabatz y Loznica culpables de haber ayudado a los autores del crimen de Sarajevo, al facilitarles el paso de la frontera.
9º Dar explicaciones al gobierno imperial sobre las declaraciones injustificables de altos funcionarios servios tanto en Serbia como en el extranjero , después del atentado del 28 de junio, al expresarse de manera hostil hacia la monarquía austrohúngara.
10º Dar cuenta sin demora al gobierno imperial y real de la ejecución de las medidas comprendidas en los puntos precedentes.
El gobierno imperial y real espera la respuesta del gobierno real ( serbio ) lo más tarde el sábado 25 de junio a las 18.00 horas"
FOTO. SAZONOV, MINISTRO DE EXTERIORES RUSO EN 1914; había sido nombrado en octubre de 1910, en parte gracias a sus relaciones familiares con el primer ministro Stolypin. SU DECISIÓN DE RESPALDAR A SERBIA INCLUSO MOVILIZANDO AL EJERCITO REPRESENTÓ EL PASO CRUCIAL DE UNA CRISIS REGIONAL A UNA GUERRA MUNDIAL.
DOCUMENTAL ' LA PGM EN COLOR' sobre el papel de las alianzas y el estallido de la guerra, entre los minutos 20' 45'' y 27'
En la noche del 29 al 30 parece que Hollweg asumió la inevitabilidad de una guerra generalizada. Comunicó a los austriacos parte de los escrúpulos y dudas de Guillermo II pero sin presionarles para que cancelaran su guerra con Servia. El día 30 la movilización total de los rusos fue proclamada en medio del entusiasmo del país; terminaron los últimos resquemores y vacilaciones en Berlín. Si los rusos se adelantaban Alemania podía darse por perdida...era preciso actuar: " la piedra ha echado a rodar y ya no hay quién la pare" comentó resignadamente Hollweg. Los generales alemanes guiados por Moltke y el ministro de la Guerra Erich Von Falkenhayn tenían ahora luz verde y el gobierno civil quedaba subordinado a sus necesidades.
Documento de apoyo: LAS DELIBERACIONES EN BERLÍN Y PARÍS LA TARDE NOCHE DEL 30-31 DE JULIO ( artículo de "La Correspondencia de España" )
2º Disolver inmediatamente la sociedad llamada Narodna Odbrana, a confiscar todos sus medios de propaganda (...)
3º Eliminar sin demora de la instrucción pública en Servia (...) todo lo que sirva o pueda servir para fomentar la propaganda contra Austria-Hungria.
4º Alejar del servicio militar y la administración en general a todos los oficiales y funcionarios culpables de la propaganda contra la monarquía austro-húngara.
5º Aceptar dentro de Serbia la colaboración de los órganos del gobierno imperial y real en la supresión del movimiento subversivo del movimiento subversivo dirigido contra la integridad territorial del Imperio.
6º Abrir una investigación judicial contra los cómplices de la conjura del 28 de junio que se encuentran en territorio serbio. El gobierno imperial tomará parte en esas investigaciones mediante los organismos delegados pertinentes.
7º Proceder urgentemente a la detención del comandante Voija Tancosevic y del llamado Milan Ciganovic empleados del estado serbio, comprometidos por los resultados del proceso de Sarajevo.
8º Impedir con medidas eficaces el concurso de las autoridades serbias en el tráfico ilegal de armas y explosivos a través de la frontera. A destituir y castigar severamente a los funcionarios del servicio fronterizo de Schabatz y Loznica culpables de haber ayudado a los autores del crimen de Sarajevo, al facilitarles el paso de la frontera.
9º Dar explicaciones al gobierno imperial sobre las declaraciones injustificables de altos funcionarios servios tanto en Serbia como en el extranjero , después del atentado del 28 de junio, al expresarse de manera hostil hacia la monarquía austrohúngara.
10º Dar cuenta sin demora al gobierno imperial y real de la ejecución de las medidas comprendidas en los puntos precedentes.
El gobierno imperial y real espera la respuesta del gobierno real ( serbio ) lo más tarde el sábado 25 de junio a las 18.00 horas"
Era una nota extremadamente dura, especialmente en lo relativo a la intervención de la administración austriaca dentro del país vecino. Las implicaciones de este ultimátum no pasaron desapercibidas, y comenzaron los retornos precipitados ( de Poincare a Francia desde Rusia, de Guillermo II a Berlín ).
¿ Estaba conforme el gobierno alemán con la redacción final del ultimátum ? Al menos existía una división de opiniones dentro del mismo, pero predominaba la idea de respaldar como fuera al gobierno de Viena en sus reclamaciones.
En Rusia, la reacción no se hizo esperar y comenzó a tomar un carácter decisivo: en una apresurada reunión del consejo de ministros el titular de exteriores Sazonov declaró : " Esta claro que la dominación austriaca de Serbia es tan intolerable para Rusia como lo seria la dominación de los Paises Bajos por Alemania para Inglaterra. De hecho se trata de una cuestión de vida o muerte para Rusia". Esa conferencia se pronunció ademas a favor de una movilización rusa preventiva. Seguramente, este es el punto de inflexión: de una crisis grave, pero local, a un terrrible conflicto entre potencias la diferencia estriba precisamente en la movilización masiva de una de las partes que hace irreversible el proceso de la guerra.
FOTO. SAZONOV, MINISTRO DE EXTERIORES RUSO EN 1914; había sido nombrado en octubre de 1910, en parte gracias a sus relaciones familiares con el primer ministro Stolypin. SU DECISIÓN DE RESPALDAR A SERBIA INCLUSO MOVILIZANDO AL EJERCITO REPRESENTÓ EL PASO CRUCIAL DE UNA CRISIS REGIONAL A UNA GUERRA MUNDIAL.
Entretanto, continuaban las deliberaciones en Belgrado, presididas por el liberal radical Pasic, mal visto por los ultranacionalistas serbios, en torno a la respuesta a dar al ultimátum. Francia y Gran Bretaña presionaron a favor de un gesto servio conciliador que permitiera salvar la cara a los ultrajados y furibundos austriacos. Pero en Belgrado comenzaban a ver la agudización de la crisis como deseable y procedieron a la movilización y a la salida del oro del estado y la familia real de la capital, aunque por otro lado se comunicó la aceptación de la mayor parte del ultimátum exceptuando los puntos 5 y 6 como táctica diplomática aparentando así ceder a los deseos de los aliados occidentales, jugando con la probabilidad de que los austriacos seguramente no aceptarían esta salida. ( un ultimátum exige, por sus propios términos, plena aceptación para ser cancelado )
El 25 por la noche el embajador austriaco preparó sus maletas para abandonar Belgrado y en Viena acordaron la movilización parcial contra Serbia. Surgió entonces la primera preocupación expresa de que la crisis balcánica se contagiara al resto de Europa. El ministro de exteriores británico,Grey, pidió una prolongación del ultimátum y mediar ante Austria y Rusia. Hubo una deficiente comunicación de esta oferta por parte de Jargow y Berchtold al gobierno germano.
DOCUMENTAL ' LA PGM EN COLOR' sobre el papel de las alianzas y el estallido de la guerra, entre los minutos 20' 45'' y 27'
El día 26 de julio volvió a repetirse la oferta, centrada esta vez en la convocatoria de una conferencia de embajadores; mal recibida en Viena y Berlín que la interpretaron como una táctica dilatoria, insuficiente para resolver una disputa de estas dimensiones. El 27 Grey solicitó una presión alemana sobre Austria a fin de que esta aceptase la respuesta servia, que seria concretada en conversaciones posteriores para dar satisfacción a las demandas austriacas.
El mismo día , un exultante Guillermo II expresó: " Todo motivo de guerra desaparece. Austria alcanza un gran éxito diplomático. Las tropas austriacas deberían ocupar Belgrado como prenda de las condiciones aceptadas. Las reservas sobre los puntos en detalle serán solucionadas por negociaciones ". Una demostración de como el gobierno alemán había planteado toda la cuestión como un asunto de prestigio, un mero pulso diplomático en el que había que jugar duro para alzarse con un triunfo político; naturalmente, esto distaba mucho de ser un plan preconcebido para generar una guerra mundial, lo que desmiente muchas de las acusaciones posteriormente vertidas por los vencedores y que los historiadores proaliados divulgaron.
No obstante, algunos círculos del gobierno alemán trasmitieron de modo tardío e incompleto la apreciación de la máxima jefatura germana a Austria. Allí los ánimos estaban exaltados y ya no aceptaban más que el cumplimiento estricto del ultimátum. El día 28 de julio Austria declaraba la guerra a Serbia. Al día siguiente empezó el bombardeo de Belgrado a cargo de dos cañoneras fluviales apostadas en el Danubio.
Se estaba aproximando el punto de no retorno, con la vertiginosa aceleración de los acontecimientos y de los hechos consumados, mientras que las declaraciones diplomáticas se iban convirtiendo en mera retórica. Cundía la alarma internacional. La acción más trascendental, por ser un acto hostil procedente de una de las principales potencias, fue la movilización parcial rusa declarada el día 29 de julio. La tremenda repercusión de este hecho no puede ser infravalorada a la hora de hacer un balance de las tensas jornadas de julio de 1914. Ante los preparativos rusos, los militares alemanes, alarmados, se dieron cuenta de que un retraso en su propia movilización daría al traste con su planificación estratégica, el plan Schlieffen basado en anticiparse a los rusos.
En medio de la incertidumbre de Guillermo II y Bethmann-Hollweg las presiones se acumulaban sobre ambos y los últimos intercambios de cartas entre el zar y el káiser no pasaron de una serie de gestos voluntaristas pero inoperantes. El día 29 llegó la postrera oferta de mediación inglesa, dando por buena la ocupación temporal de Belgrado, aunque sin explicar como haría Londres para calmar a los rusos; Sazonov rechazó esta oferta si previamente no se paralizaba la guerra austro-serbia. Un ejemplo de como los hechos consumados modificaban la situación precedente y añadían nuevas exigencias y dificultades a los intentos de mediación.
FOTO. EL CANCILLER ALEMAN EN JULIO DE 1914, EL LIBERAL BETHMANN-HOLLWEG
En la noche del 29 al 30 parece que Hollweg asumió la inevitabilidad de una guerra generalizada. Comunicó a los austriacos parte de los escrúpulos y dudas de Guillermo II pero sin presionarles para que cancelaran su guerra con Servia. El día 30 la movilización total de los rusos fue proclamada en medio del entusiasmo del país; terminaron los últimos resquemores y vacilaciones en Berlín. Si los rusos se adelantaban Alemania podía darse por perdida...era preciso actuar: " la piedra ha echado a rodar y ya no hay quién la pare" comentó resignadamente Hollweg. Los generales alemanes guiados por Moltke y el ministro de la Guerra Erich Von Falkenhayn tenían ahora luz verde y el gobierno civil quedaba subordinado a sus necesidades.
Documento de apoyo: LAS DELIBERACIONES EN BERLÍN Y PARÍS LA TARDE NOCHE DEL 30-31 DE JULIO ( artículo de "La Correspondencia de España" )
Después de recibir la garantía de que Alemania se disponía a movilizar, Austria-Hungría proclamó su movilización general en la noche del 30 al 31 de julio Algunos movimientos pacifistas como la reunión de dirigentes socialistas en Bruselas quedaron en meros gestos sin contenido.
El día 31, Alemania envió un ultimátum a San Petersburgo exigiendo la cancelación de la movilización rusa calificada de acto hostil. Al no recibir respuesta en el plazo estipulado de doce horas, el embajador alemán Portales abandonó la capital rusa. El 1 de agosto Alemania proclamó la movilización y declaró la guerra a Rusia.
Entretanto, los franceses rechazaron las intimaciones alemanas a proclamar su neutralidad y entregar las ciudades fronterizas de Toul y Verdun como garantía ante un conflicto ruso-alemán. Los franceses respondieron declarando su movilización el 1 de agosto al tiempo que multiplicaron sus peticiones para que Inglaterra se incorporara definitivamente a la Entente. Como decía el embajador en Londres, Paul Cambon : "¿ la flota alemana puede introducirse en el canal de la Mancha y atacar nuestras costas sin defensa? El pueblo francés dirá al ingles: ¡ nos habéis traicionado!"
Muestra de la improvisación que reinaba entre los estamentos dirigentes es el maremagnun que vivió el alto mando alemán el 1 de agosto, cuando Guillermo II, mal informado respecto a una supuesta garantía inglesa de la neutralidad de Francia lanzó una contraorden para trasladar el grueso del ejército hacia el Este, contra Rusia, en la creencia de que así mantendría la neutralidad inglesa. Lo primero sería paralizar a la 16º división de Tréveris que debía ocupar Luxemburgo. Moltke quedó estupefacto, porque aplicar esta ocurrencia de última hora hubiera supuesto cambiar todas las previsiones y complejos preparativos de años y poner el destino de Alemania en suspense, al socaire de la imprevisible actitud futura que tomaran ingleses y el más que previsible ataque francés en Alsacia-Lorena. En una conversación con Falkenhayn, Moltke le confió que “se sentía destrozado, porque aquella decisión del káiser le demostraba que todavía tenía esperanzas de paz”, según recogió en su diario Falkenhayn el 1 de agosto.
A duras penas consiguió convencer al Káiser de la imposibilidad y la inoportunidad de semejante medida. Además, en la noche del 1 al 2 se aclaró que las palabras inglesas solo se referían al mantenimiento simultaneo de la paz con Francia y con Rusia. Guillermo II dijo a Motke: " Ahora puede usted actuar a su modo. Marche sobre Luxemburgo "
MAPA. LOS DISTRITOS BASE DE LOS CUERPOS DE EJÉRCITO FRANCESES EN 1914
A duras penas consiguió convencer al Káiser de la imposibilidad y la inoportunidad de semejante medida. Además, en la noche del 1 al 2 se aclaró que las palabras inglesas solo se referían al mantenimiento simultaneo de la paz con Francia y con Rusia. Guillermo II dijo a Motke: " Ahora puede usted actuar a su modo. Marche sobre Luxemburgo "
MAPA. LOS DISTRITOS BASE DE LOS CUERPOS DE EJÉRCITO FRANCESES EN 1914
El domingo 2 de agosto los primeros soldados alemanes entraban en Luxemburgo; el embajador germano en Bruselas entregó por la tarde al gobierno belga un ultimátum exigiendo el libre paso de las tropas alemanas. Fue rechazado por el rey Alberto I en las primeras horas del día 3. Durante todo el día 2 de agosto se informó de escaramuzas o movimientos hostiles a lo largo de la frontera franco-alemana. La intervención alemana en Luxemburgo y las primeras noticias del ultimatum al gobierno belga calentaron la atmósfera y aceleraron las decisiones del gobierno de Londres. Los líderes de la oposición conservadora Lord Lansdowne y Bonar Law elevaron a al gabinete Asquith una carta urgiendo a la intervención: " cualquier titubeo ahora en apoyar a Francia y Rusia sería fatal para el honor y la futura seguridad del Reino Unido [ apoyaríamos ] todas las medidas requeridas por la intervención de Inglaterra en la guerra" En el consejo de ministros a las 11 horas de ese día Grey fue más explicito en su respaldo personal a Francia. Defendió la distribución de responsabilidades navales con la concentración de la flota gala en el Mediterráneo y la responsabilidad de la flota inglesa protegiendo el canal de la Mancha. Grey fue autorizado por sus colegas a prometer a los franceses de que avisaría a Alemania de que Gran Bretaña no toleraría acciones navales germanas en el canal o en las costas atlánticas de Francia. En la reunión ministerial de la tarde Grey subrayó que la ocupación de Luxemburgo podía ser el preludio de un ataque a Bélgica, y enfatizó la garantía británica a Bruselas de tal modo que " que una sustancial violación de la neutralidad de ese país nos pondría en la situación contemplada como posible por Gladstone en 1870, cuando una interferencia en la independencia de Bélgica fue esgrimida como posibilidad para entrar en acción" En Rusia continuaban las manifestaciones callejeras en apoyo de la guerra contra Alemania y Austria y en favor del zar.
El 3 de agosto, pretextando una presunta violación del espacio aéreo alemán por aviones franceses Alemania declaró la guerra a Francia. A primeras horas del 4 de agosto, en cumplimiento del plan Schlieffen, las tropas alemanas invadieron Bélgica a las 8 de la mañana por Gemmerich
El 3 de agosto, pretextando una presunta violación del espacio aéreo alemán por aviones franceses Alemania declaró la guerra a Francia. A primeras horas del 4 de agosto, en cumplimiento del plan Schlieffen, las tropas alemanas invadieron Bélgica a las 8 de la mañana por Gemmerich
FOTO. ENTUSIASMO PATRIÓTICO: DESPEDIDA DE SOLDADOS FRANCESES EN LAS CALLES EN AGOSTO DE 1914
Este acontecimiento termino por decantar a Gran Bretaña junto a los francorrusos. Londres no podía tolerar el control germano del Flandes belga y tenía a mano un magnifico pretexto alegando el acta de 1839 ( en la cual Inglaterra garantizaba la neutralidad del por entonces recién creado estado belga ) para silenciar a los contrarios a la apertura de hostilidades. El gobierno de Asquith recibió unánime apoyo del Parlamento, salvo un puñado de laboristas aislados. El ultimátum inglés exigiendo la retirada alemana de Bélgica expiraba a las 24.00 horas del 4/5 de agosto.
El punto de vista alemán queda resumido en la vibrante alocución que el canciller Bethmann-Hollweg dirigió al Reichstag en esos momentos:
" Durante 44 años hemos vivido en paz. Solo hemos desenvainado la espada en defensa de una causa justa. Rusia ha prendido la antorcha en la casa ( grandes aplausos ). Seria un crimen esperar hasta que esos poderes, entre los cuales estamos constreñidos, se desborden. Francia ha violado la paz. Los aviones franceses han cruzado la frontera y arrojado bombas. Las patrullas de caballeria francesas y sus compañias de infanteria han irrumpido en Alsacia. Tenemos que actuar en autodefensa. Nuestras tropas han ocupado Luxemburgo y quizas ya estan en Bélgica (gran conmoción ).
Nuestra invasión de Bélgica viola la ley internacional, pero nosotros repararemos la injusticia que nos hemos vistos obligados a cometer a causa de otros ( gran aplauso )...Nosotros permaneceremos hombro con hombro con Austria-Hungria. Le hemos dicho a Inglaterra que atacamos la soberanía belga pero no su independencia. La hora del juicio de Alemania ha llegado. Nuestro ejército esta en el campo. Nuestra armada esta preparada para la batalla. Detras de ellas permanece un pueblo unido".
Un mensaje belicoso y exaltado que, con todo, no disimulaba la intranquilidad ante la cada vez mas clara perspectiva de una intervención inglesa. Efectivamente, aquella noche del 4-5 de agosto tuvo lugar una tormentosa reunión entre el embajador británico en Berlin, E. Goschen y el canciller Bethmann-Hollweg. Este último trato de suvizar el carácter de la intervención alemana en Bélgica pero el diplomático inglés, siguiendo tajantemente las ordenes de su gobierno, declaró sin ambajes: retirada de Bélgica o guerra.
Los dirigentes alemanes no querían entender o sospechaban duplicidad trás esta firme exigencia británica, tal y como daba a entender el siguiente exabrupto de Bethmann-Hollweg: "Gran Bretaña esta haciendo algo inimaginable a una nación hermana y que no desea sino vivir en paz con los ingleses (...) ¡ y todo por un trozo de papel ! ", o como en el caso del Káiser y otros politicos, intuían bastante atinadamente que Inglaterra simplemente se unía a los enemigos de Alemania por mera rivalidad.
En la madrugada del dia 5 de agosto, todas las grandes naciones de Europa, los Aliados ( Francia, Gran Bretaña y Rusia, mas Bélgica y Serbia ) y las Potencias Centrales ( Alemania y Austria-Hungria ) estaban envueltas en lo que muy pronto se denominaría "Gran Guerra", "La Guerra de las Naciones"o "Guerra Mundial".
FOTO. MULTITUDINARIA MANIFESTACION EN SAN PETERSBURGO A FAVOR DE LA GUERRA CONTRA LOS IMPERIOS CENTRALES, EN AGOSTO DE 1914
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