15.2.07

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6.2.07

VII. LAS ACTITUDES DE LOS GOBIERNOS Y SUS PUEBLOS

" Austria- Hungría piensa...Francia se rearma... Serbia se niega..." bajo estas frases a veces quedan encubiertas las complejidades de la vida interna de las naciones, que terminan simplificándose con un nominalismo. Es más preciso decir " el ministerio de exteriores austriaco pensó...el gobierno francés decidió el rearme"...condicionados, eso si, por el balance de poder interno. Conviene  reflexionar sobre este importante punto, todos los gobiernos, incluidos los sistemas teóricamente autocráticos siempre se ven influenciados o dirigidos por sus respectivas opiniones públicas y en el periodo de sociedad de masas que se consolida en los siglos XIX-XX , la multiplicación de la prensa popular y sensacionalista con penetración en la mentalidad colectiva, la aparición de nuevos métodos y fórmulas de comunicación y relación, en suma, de creación de opinión fortalecen el concepto de "opinión pública". A título de muestra, en 1913 el "Russkoe Slovo" de Moscú tiraba 800.000 ejemplares o el "Daily Mail" rondaba los 900.000 ya en 1907. Otros periódicos se convertían en terminales semioficiales como "Rossiya", "Novoe Vremya" o "Norddeutsche Allgemeine Zeitung", que recogían artículos o editoriales filtrados desde las instancias oficiales como auténticos comunicados encubiertos. Recordemos que suele estar segmentada, y los diversos segmentos tienen mayor o menor capacidad para influir en el gobierno formando grupos de presión. 

Las interrelaciones eran múltiples, no era fácil evaluar el impacto y consecuencias resultantes de cualquier  acción  debido a la opacidad en el proceso de toma de decisiones. Los dirigentes encargados de diseñar las políticas sufrían una importante presión no solo de esos factores exógenos (prensa, grupos de presión organizados, opinión pública) mencionados, sino también de sus adversarios dentro de las filas de sus propios partidos o de los funcionarios consolidados en los departamentos de la administración. Casos ilustrativos fueron las actuaciones de Maurice Herbette en Quai D´Orsay  o de Eyre Crowe en el Foreign Office como  destacados funcionarios que imponían sus puntos de vista, contraviniendo al titular temporal del ministerio. A veces, la oposición procedía de sus propios colegas en el gobierno. Por si fuera poco, esas instancias de decisión sufrían fluctuaciones en sus balances de poder.

Los vaivenes y las señales confusas provenían fundamentalmente de estos factores políticos:
Las intervenciones caóticas de los monarcas, la ambigüedad de las relaciones civiles militares, de la confrontación entre los políticos a todos los niveles institucionales, la agitación de la prensa crítica y los problemas de seguridad. Por supuesto, el grado de importancia de estos factores cambiaba mucho de un país a otro, dependiendo de su régimen y de su estructura de relaciones sociales.

FOTO. MANIFESTACIÓN DE JUBILO EN MUNICH AL DECLARARSE LA GUERRA. EN EL CIRCULO, UN JOVEN DE 25 AÑOS LLAMADO ADOLF HITLER, ENTRE LA MUCHEDUMBRE.


El escenario europeo en 1914 estaba estructurado en centros de poder autónomos y sobradamente armados. La contienda fue producto de la multipolaridad mal gestionada y de una interactividad que podemos calificar de funesta.


En julio de 1914 se produjo una distensión política dentro de cada país europeo ante la crisis, que se desbordó en entusiasmo patriótico a principios de agosto con las declaraciones de guerra. La gran mayoría de formaciones partidistas y la opinión pública cerraron filas en torno a sus gobiernos y abundaron las manifestaciones callejeras respaldando las decisiones gubernamentales. Predominó un arraigado efecto moral de temor, odio y acusaciones contra el otro bando, imponiéndose el nacionalismo. En los parlamentos este consenso en torno a la causa nacional recibió el nombre de "Unión Sagrada" o "Burgfriede", con la aprobación de grandes presupuestos para equipamiento bélico, renuncia temporal a las huelgas, disminución del control civil sobre las decisiones militares, etc.

En los años precedentes los estadistas, bastante pacifistas en general ( muchos desconfiaban de las consecuencias internas de un conflicto grave ) se vieron arrastrados a medida que tropezaban con los obstáculos de la política internacional que velozmente se filtraban al debate interno. Normalmente, la salida fue la carrera de armamentos, que se transformó en una tendencia irreversible, un esfuerzo creciente por aumentar el margen de superioridad o para no ser superados. La tentación de usar las formidables fuerzas armadas como herramienta de presión ventajosa ante cualesquiera disputa entre países era irresistible, aceptando llegar hasta las últimas consecuencias si fuera preciso. Era una mentalidad fatalista, resumida en la frase de Poincare: " No queremos la guerra , pero no la tememos". Hemos contemplado la presencia de esta filosofía en la crisis que siguió al magnicidio de Sarajevo. El concepto de "guerra preventiva" era manejado con soltura en los Estados Mayores de los ejércitos; en última instancia la guerra era considerada según los términos de Clausewitz: "la continuación de la política por otros medios"


Respecto a movimientos sociales ¿ Qué sucedió con el movimiento socialista? Jaures pensaba que la II Internacional no debía encerrarse en una fórmula concreta de oposición a la guerra y que simplemente no había que excluir ningún medio. Pero no existía un protocolo ni nada decidido en 1914. Ante el llamamiento nacional, los socialistas respondieron y partieron a los frentes, salvo algunas excepciones.

Pese a rechazar los gobiernos, muchos miembros de la Internacional se identificaban con las leyes de relación de los estados y con una patria determinada. No eran completamente conscientes de este hecho, porque estaban sumergidos en sus respectivas comunidades, salvo los exiliados polacos y rusos.

Ciertos portavoces del movimiento, como Rosa Luxemburgo no confiaban en la vía parlamentaria como marco para el pacifismo o la limitación de armamentos. En cambio otros dirigentes como Vliegen u Otto Bauer consideraban que el capitalismo podía conducirse por vías pacíficas. Kautsky y Bebel confiaban en la capacidad de las grandes empresas y sus carteles para mantener la paz. Jaures y Haase, en fin, confiaban en los capitales de las grandes potencias que se verían perjudicados, la solidaridad internacional de los proletarios y el temor a la revolución. Ciertamente estos factores existieron, pero claramente fueron sobrevalorados.


Por añadidura, existían versiones culturales de la guerra calificada como proceso purificador y de elevación por encima de las pequeñas mezquindades y mediocridades de la vida cotidiana, un sacrificio heroico por la supervivencia del cuerpo nacional, el único verdaderamente inmortal y al que los individuos debían devoción. El prestigio de lo marcial, el culto a la fuerza como motor de cambios eran concepciones insertadas por la educación de los sistemas nacionales. Incluso mas lejos, la guerra era interpretada como fenómeno natural o de elección consciente de la violencia legítima, una "forma de existencia superior" según las palabras de Nietzsche, la guerra convertida en un fin en si mismo... Von Bernhardi lo explicaba así en una obra de 1911: " la guerra(...) es una necesidad biológica, es poner en práctica la ley natural sobre la que se basan todas las restantes leyes de la Naturaleza, la lucha por la existencia" Paradójicamente, de mala gana, Von Bernhandi reconocía de mala gana en el preámbulo de su obra



Uno de los escritores pangermanos de finales del siglo XIX, Paul de Lagarde, en su obra " Deutsche Schriften" fustigaba lo que consideraba actitud demasiado acomoditicía de la burguesía y la vida política germanas y predicaba su solución, un crudo nacionalismo como factor de catarsis: " No ha habido aun nunca un estado alemán(...) El estado actual es una casta, la vida política es una farsa, la opinión pública una cobarde ramera (...) Vivimos en medio de la guerra civil, que solo provisoriamente toma su curso sin pólvora ni plomo, pero, en cambio, con la mayor vileza mediante el silencio y la calumnia(...) la creencia en la inmortalidad se hace para nosotros más y más condición indispensable , bajo la cual podemos solamente soportar la vida en este Reich judeo-alemán compuesto de barro y hierro(...) las Naciones no se originan por generación física, sino por acontecimientos históricos pero están sometidas a la acción de la Providencia. Por eso las Naciones son de institución divina, ellas son creadas(...) reconocer permanentemente la misión de su Nación significa sumergirla en la fuente que da eterna juventud: servir para siempre a esta misión significa adquirir fines más elevados y con ellos una vida más elevada. "

Uno de los teóricos del nazismo, Alfred Rosenberg, escribiría en 1934 refiriéndose a aquella época de incertidumbres y transformaciones: " Para el siglo XIX existe aun una circunstancia atenuante: que sus seres humanos se hallaban en medio de una corriente rauda de industrialismo que nacía, y que como otros muchos también fueron tomados por sorpresa por lo nuevo. Sintieron, por cierto, tambalear viejos valores, pero ¿ quién podría condenarlos si no vieron ninguna aurora, sino que sucumbieron ?"

VI. LA CRISIS FINAL. EL CAMINO HACIA LA GUERRA

IMAGEN. REUNIÓN DEL EMPERADOR AUSTRIACO FRANCISCO JOSE ( A LA IZQUIERDA) CON DIGNATARIOS ALEMANES. ( EL KAISER GUILLERMO II, TERCERO POR LA DERECHA )



La noticia del crimen de Sarajevo no pareció enturbiar en exceso el grato comienzo del verano de 1914; el Káiser Guillermo II acudió a las regatas de Kiel ( aunque dolido, ya que conocía al difunto Francisco Fernando personalmente ), en París se celebraba el Gran Prix y había preparativos para el día de la cercana fiesta nacional, mientras el presidente Poincare navegaba hacia San Petersburgo en una visita programada tiempo atrás. Nada hacía presagiar que no fuera sino otro de los capítulos del embrollo de los Balcanes; otro caso enojoso propiciado por pueblos turbulentos en un rincón del continente, y solamente eso...

Había dos excepciones: Austria y Serbia, las partes implicadas en el magnicidio. Los gobiernos de Viena y Belgrado estaban entregados a una frenética actividad diplomática, ponderando las decisiones a tomar. En Austria-Hungria con la idea de aprovechar la indignación ante el atentado para realizar un definitivo escarmiento de Serbia que seria a la vez un golpe de autoridad dentro del imperio; ¡quien sabe, la inhibición podía poner en peligro la propia existencia de Austria-Hungria ! postura defendida ardientemente por el jefe de estado Mayor Hotzendorf y por Berchtold, ministro de exteriores austriaco desde  el 9 de febrero de 1912. El c
onde Leopoldo Berchtold había desempeñado puestos diplomáticos en París, Londres, y desde 1903 San Petersburgo, desempeñando  el cargo de embajador en la capital del Neva  hasta abril de 1911. Era uno de los hombres de confianza de Aerhental, al que sustituyó precisamente como embajador. Un tanto desbordado por las consecuencias de la crisis de Bosnia en 1908, Berchtold había sido  partidario de las buenas relaciones con Rusia. Pero tuvo que lidiar con las actividades provocadoras de Hartwig y Pasic en Belgrado, y con los efectos de las guerras balcánicas, donde al  abogar por la creación de Albania e impidiendo la salida de Serbia al mar se había desengañado de su postura conciliadora inicial.

Antes de dar un paso trascendental procedieron a consultar con el gobierno alemán a primeros de julio, a través del embajador Szösgyeny, acreditado en Berlín y el envío del conde Hoyos, exponente de la línea dura, que viajó a la capital germana el domingo 5 de julio. La carta del anciano emperador Francisco José que portaba Hoyos resume la postura oficial del gabinete vienés: " la paz no puede ser una certeza hasta que Servia(...) no desaparezca de los Balcanes como factor de poder(...) la política de paz perseguida por todos los monarcas de Europa estará comprometida en tanto este núcleo de agitación criminal siga impune". Junto a la carta se adjuntaba una versión revisada del llamado Informe Matschenko. Esta era valoración efectuada el 24 de junio de 1914, antes del atentado sobre la situación en los Balcanes desde el punto de vista austríaco. Mencionaba los aspectos ventajosos de la incipiente colaboración con Bulgaria. La existencia de Albania era valorada como positiva pero se recordaba su inestabilidad. Como aspectos negativos recogía el engrandecimiento de Serbia, el acercamiento de la opinión pública rumana a Rusia, las actividades que este país realizaba patrocinado por París. Sombríamente pronosticaba que después de la liquidación turca en Europa, Austria sería la siguiente víctima en saciar los apetitos de Rusia y sus clientes balcánicos. Las  respuestas de Viena pasarían por implicar a Berlín en los problemas de los Balcanes, clarificar la postura rumana, cultivar la alianza búlgara como contrapeso, y curiosamente, incrementar los lazos económicos con Serbia, aunque reconocía que esto no desactivaría el problema.


Estas ideas fueron bien acogidas por Berlín, especialmente por Guillermo II. El 5 de julio la embajada austriaca recibió la respuesta alemana: "de todos modos, la actitud de Rusia sera hostil (...) si la guerra estalla entre ella y Austria-Hungria, pueden tener la certeza en Viena de que Alemania como fiel aliada se mantendrá al lado de lado de la monarquía. Por otro lado Rusia se encuentra lejos de estar preparada para la guerra(...) seria lamentable que Austria no sacara partido en estos momentos tan favorables para ella"; esta declaración acogía positivamente apretar las tuercas a Serbia, incluyendo tal vez una guerra localizada en los Balcanes, se le aseguraba a Austria apoyo militar si surgían complicaciones con Rusia, aunque a renglón seguido esta eventualidad era considerada improbable. Parte de la historiografía  califica de "cheque en blanco" a Austria este documento.  No obstante conviene recordar que las palabras de este comunicado claramente centran el problema en Serbia, no en la indeseable idea de una guerra generalizada. Es cierto que hipotecaban la política exterior alemana a las decisiones que se tomaran en Viena sobre como proceder contra Serbia, un ejemplo de como un aliado más débil puede arrastrar a un aliado más fuerte que solo pretende realizar un gesto para "quedar bien" ante su socio menor . Demuestra esta hipótesis la despreocupación de los altos funcionarios, que mantuvieron sus planes de vacaciones aunque seguían en contacto por telégrafo, muy atentos a la evolución de los acontecimientos, y la falta de movimientos de preparación militar.

El 7 de julio, después de las consultas con Berlín se reunió un reducido consejo de ministros formado por Sturgkh, Berchtold y Tisza ( primer ministro del reino húngaro), Von Krabotin ( ministro de la guerra ), Hotzendorf y el jefe del almirantazgo. De las discusiones se concluyó la necesidad de máxima firmeza y que una acción militar debía tener lugar si no se aceptaban todas las condiciones austro-húngaras. Tisza fue el más indeciso en adherirse a estas tesis, ya que pensaba que cualesquiera que fuera el resultado de una posible guerra iría en detrimento de los húngaros. A continuación realizaron nuevas consultas con el embajador alemán, Tschirschky.

La Wilhemstrasse ( ministerio de exteriores alemán ) por iniciativa del ministro Jargow empezó a hacer gestiones para "localizar" la guerra contra Serbia con avisos a otras capitales, en parte para sondear sus respuestas. El día 18 el gobierno austriaco tenia preparado su ultimátum a Belgrado. El presidente francés Poincaré, que continuaba su visita en San Petersburgo declaró : " Serbia tiene amigos muy fieles en Rusia. Y Rusia tiene una aliada, Francia... " aunque esta beligerancia no era compartida en aquel momento por la relajada opinión francesa, pendiente de la fiesta nacional y de los escándalos domésticos aireados en los tribunales y periódicos.

El día 23 de julio el embajador austriaco en Belgrado, Giesl entregó el texto final del ultimátum al gobierno serbio:

" De las declaraciones y confesiones de los autores criminales del atentado del 28 de junio se deduce que el asesinato de Sarajevo ha sido tramado en Belgrado; que las armas y explosivos de los asesinos les fueron entregadas por oficiales y funcionarios servios que forman parte de la Narodna Odbrana y, en fin, que la entrada en Bosnia de los criminales y sus armas fue organizada y efectuada por los jefes del servicio servio de fronteras (...)


El gobierno servio se comprometerá a :


1º Suprimir toda publicación que estimule el odio y el menosprecio de la monarquía austro-húngara y cuya tendencia general vaya contra la integridad del Imperio.


2º Disolver inmediatamente la sociedad llamada Narodna Odbrana, a confiscar todos sus medios de propaganda (...)

3º Eliminar sin demora de la instrucción pública en Servia (...) todo lo que sirva o pueda servir para fomentar la propaganda contra Austria-Hungria.


4º Alejar del servicio militar y la administración en general a todos los oficiales y funcionarios culpables de la propaganda contra la monarquía austro-húngara.

5º Aceptar dentro de Serbia la colaboración de los órganos del gobierno imperial y real en la supresión del movimiento subversivo del movimiento subversivo dirigido contra la integridad territorial del Imperio.


6º Abrir una investigación judicial contra los cómplices de la conjura del 28 de junio que se encuentran en territorio serbio. El gobierno imperial tomará parte en esas investigaciones mediante los organismos delegados pertinentes.

7º Proceder urgentemente a la detención del comandante Voija Tancosevic y del llamado Milan Ciganovic empleados del estado serbio, comprometidos por los resultados del proceso de Sarajevo.

8º Impedir con medidas eficaces el concurso de las autoridades serbias en el tráfico ilegal de armas y explosivos a través de la frontera. A destituir y castigar severamente a los funcionarios del servicio fronterizo de Schabatz y Loznica culpables de haber ayudado a los autores del crimen de Sarajevo, al facilitarles el paso de la frontera.


9º Dar explicaciones al gobierno imperial sobre las declaraciones injustificables de altos funcionarios servios tanto en Serbia como en el extranjero , después del atentado del 28 de junio, al expresarse de manera hostil hacia la monarquía austrohúngara.

10º Dar cuenta sin demora al gobierno imperial y real de la ejecución de las medidas comprendidas en los puntos precedentes.
El gobierno imperial y real espera la respuesta del gobierno real ( serbio ) lo más tarde el sábado 25 de junio a las 18.00 horas"



Era una nota extremadamente dura, especialmente en lo relativo a la intervención de la administración austriaca dentro del país vecino. Las implicaciones de este ultimátum no pasaron desapercibidas, y comenzaron los retornos precipitados ( de Poincare a Francia desde Rusia, de Guillermo II a Berlín ).


¿ Estaba conforme el gobierno alemán con la redacción final del ultimátum ? Al menos existía una división de opiniones dentro del mismo, pero predominaba la idea de respaldar como fuera al gobierno de Viena en sus reclamaciones.


En Rusia, la reacción no se hizo esperar y comenzó a tomar un carácter decisivo: en una apresurada reunión del consejo de ministros el titular de exteriores Sazonov declaró : " Esta claro que la dominación austriaca de Serbia es tan intolerable para Rusia como lo seria la dominación de los Paises Bajos por Alemania para Inglaterra. De hecho se trata de una cuestión de vida o muerte para Rusia". Esa conferencia se pronunció ademas a favor de una movilización rusa preventiva. Seguramente, este es el punto de inflexión: de una crisis grave, pero local, a un terrrible conflicto entre potencias la diferencia estriba precisamente en la movilización masiva de una de las partes que hace irreversible el proceso de la guerra.





FOTO. SAZONOV, MINISTRO DE EXTERIORES RUSO EN 1914; había sido nombrado en octubre de 1910, en parte gracias a sus relaciones familiares con el primer ministro Stolypin. SU DECISIÓN DE RESPALDAR A SERBIA INCLUSO MOVILIZANDO AL EJERCITO REPRESENTÓ EL PASO CRUCIAL DE UNA CRISIS REGIONAL A UNA GUERRA MUNDIAL.


Entretanto, continuaban las deliberaciones en Belgrado, presididas por el liberal radical Pasic, mal visto por los ultranacionalistas serbios, en torno a la respuesta a dar al ultimátum. Francia y Gran Bretaña presionaron a favor de un gesto servio conciliador que permitiera salvar la cara a los ultrajados y furibundos austriacos. Pero en Belgrado comenzaban a ver la agudización de la crisis como deseable y procedieron a la movilización y a la salida del oro del estado y la familia real de la capital, aunque por otro lado se comunicó la aceptación de la mayor parte del ultimátum exceptuando los puntos 5 y 6 como táctica diplomática aparentando así ceder a los deseos de los aliados occidentales, jugando con la probabilidad de que los austriacos seguramente no aceptarían esta salida. ( un ultimátum exige, por sus propios términos, plena aceptación para ser cancelado )


El 25 por la noche el embajador austriaco preparó sus maletas para abandonar Belgrado y en Viena acordaron la movilización parcial contra Serbia. Surgió entonces la primera preocupación expresa de que la crisis balcánica se contagiara al resto de Europa. El ministro de exteriores británico,Grey, pidió una prolongación del ultimátum y mediar ante Austria y Rusia. Hubo una deficiente comunicación de esta oferta por parte de Jargow y Berchtold al gobierno germano.



DOCUMENTAL ' LA PGM EN COLOR' sobre el papel de las alianzas y el estallido de la guerra, entre los minutos 20' 45'' y 27'

El día 26 de julio volvió a repetirse la oferta, centrada esta vez en la convocatoria de una conferencia de embajadores; mal recibida en Viena y Berlín que la interpretaron como una táctica dilatoria, insuficiente para resolver una disputa de estas dimensiones. El 27 Grey solicitó una presión alemana sobre Austria a fin de que esta aceptase la respuesta servia, que seria concretada en conversaciones posteriores para dar satisfacción a las demandas austriacas.

El mismo día , un exultante Guillermo II expresó: " Todo motivo de guerra desaparece. Austria alcanza un gran éxito diplomático. Las tropas austriacas deberían ocupar Belgrado como prenda de las condiciones aceptadas. Las reservas sobre los puntos en detalle serán solucionadas por negociaciones ". Una demostración de como el gobierno alemán había planteado toda la cuestión como un asunto de prestigio, un mero pulso diplomático en el que había que jugar duro para alzarse con un triunfo político; naturalmente, esto distaba mucho de ser un plan preconcebido para generar una guerra mundial, lo que desmiente muchas de las acusaciones posteriormente vertidas por los vencedores y que los historiadores proaliados divulgaron.



No obstante, algunos círculos del gobierno alemán trasmitieron de modo tardío e incompleto la apreciación de la máxima jefatura germana a Austria. Allí los ánimos estaban exaltados y ya no aceptaban más que el cumplimiento estricto del ultimátum. El día 28 de julio Austria declaraba la guerra a Serbia. Al día siguiente empezó el bombardeo de Belgrado a cargo de dos cañoneras fluviales apostadas en el Danubio.

Se estaba aproximando el punto de no retorno, con la vertiginosa aceleración de los acontecimientos y de los hechos consumados, mientras que las declaraciones diplomáticas se iban convirtiendo en mera retórica. Cundía la alarma internacional. La acción más trascendental, por ser un acto hostil procedente de una de las principales potencias, fue la movilización parcial rusa declarada el día 29 de julio. La tremenda repercusión de este hecho no puede ser infravalorada a la hora de hacer un balance de las tensas jornadas de julio de 1914. Ante los preparativos rusos, los militares alemanes, alarmados, se dieron cuenta de que un retraso en su propia movilización daría al traste con su planificación estratégica, el plan Schlieffen basado en anticiparse a los rusos.

En medio de la incertidumbre de Guillermo II y Bethmann-Hollweg las presiones se acumulaban sobre ambos y los últimos intercambios de cartas entre el zar y el káiser no pasaron de una serie de gestos voluntaristas pero inoperantes. El día 29 llegó la postrera oferta de mediación inglesa, dando por buena la ocupación temporal de Belgrado, aunque sin explicar como haría Londres para calmar a los rusos; Sazonov rechazó esta oferta si previamente no se paralizaba la guerra austro-serbia. Un ejemplo de como los hechos consumados modificaban la situación precedente y añadían nuevas exigencias y dificultades a los intentos de mediación.








FOTO. EL CANCILLER ALEMAN EN JULIO DE 1914, EL LIBERAL BETHMANN-HOLLWEG

En la noche del 29 al 30 parece que Hollweg asumió la inevitabilidad de una guerra generalizada. Comunicó a los austriacos parte de los escrúpulos y dudas de Guillermo II pero sin presionarles para que cancelaran su guerra con Servia. El día 30 la movilización total de los rusos fue proclamada en medio del entusiasmo del país; terminaron los últimos resquemores y vacilaciones en Berlín. Si los rusos se adelantaban Alemania podía darse por perdida...era preciso actuar: " la piedra ha echado a rodar y ya no hay quién la pare" comentó resignadamente Hollweg. Los generales alemanes guiados por Moltke y el ministro de la Guerra Erich Von Falkenhayn tenían ahora luz verde y el gobierno civil quedaba subordinado a sus necesidades.

Documento de apoyo: LAS DELIBERACIONES EN BERLÍN Y PARÍS LA TARDE NOCHE DEL 30-31 DE JULIO ( artículo de "La Correspondencia de España" )


Después de recibir la garantía de que Alemania se disponía a movilizar, Austria-Hungría proclamó su movilización general en la noche del 30 al 31 de julio Algunos movimientos pacifistas como la reunión de dirigentes socialistas en Bruselas quedaron en meros gestos sin contenido.



El día 31, Alemania envió un ultimátum a San Petersburgo exigiendo la cancelación de la movilización rusa calificada de acto hostil. Al no recibir respuesta en el plazo estipulado de doce horas, el embajador alemán Portales abandonó la capital rusa. El 1 de agosto Alemania proclamó la movilización y declaró la guerra a Rusia.

Entretanto, los franceses rechazaron las intimaciones alemanas a proclamar su neutralidad y entregar las ciudades fronterizas de Toul y Verdun como garantía ante un conflicto ruso-alemán. Los franceses respondieron declarando su movilización el 1 de agosto al tiempo que multiplicaron sus peticiones para que Inglaterra se incorporara definitivamente a la Entente. Como decía el embajador en Londres, Paul Cambon : "¿ la flota alemana puede introducirse en el canal de la Mancha y atacar nuestras costas sin defensa? El pueblo francés dirá al ingles: ¡ nos habéis traicionado!"

Muestra de la improvisación que reinaba entre los estamentos dirigentes es el maremagnun que vivió el alto mando alemán el 1 de agosto, cuando Guillermo II, mal informado respecto a una supuesta garantía inglesa de la neutralidad de Francia lanzó una contraorden para trasladar el grueso del ejército hacia el Este, contra Rusia, en la creencia de que así mantendría la neutralidad inglesa. Lo primero sería paralizar a la 16º división de Tréveris que debía ocupar Luxemburgo. Moltke quedó estupefacto, porque aplicar esta ocurrencia de última hora hubiera supuesto cambiar todas las previsiones y complejos preparativos de años y poner el destino de Alemania en suspense, al socaire de la imprevisible actitud futura que tomaran ingleses y el más que previsible ataque francés en Alsacia-LorenaEn una conversación con Falkenhayn, Moltke le confió que “se sentía destrozado, porque aquella decisión del káiser le demostraba que todavía tenía esperanzas de paz”, según recogió en su diario  Falkenhayn el 1 de agosto.

A duras penas consiguió convencer al Káiser de la imposibilidad y la inoportunidad de semejante medida. Además, en la noche del 1 al 2 se aclaró que las palabras inglesas solo se referían al mantenimiento simultaneo de la paz con Francia y con Rusia. Guillermo II dijo a Motke: " Ahora puede usted actuar a su modo. Marche sobre Luxemburgo "

MAPA. LOS DISTRITOS BASE  DE LOS CUERPOS DE EJÉRCITO FRANCESES EN 1914




El  domingo 2 de agosto los primeros soldados alemanes entraban en Luxemburgo; el embajador germano en Bruselas entregó por la tarde al gobierno belga un ultimátum exigiendo el libre paso de las tropas alemanas. Fue rechazado por el rey Alberto I en las primeras horas del día 3. Durante todo el día 2 de agosto se informó de escaramuzas o movimientos hostiles a lo largo de la frontera franco-alemana. La intervención alemana en Luxemburgo y las primeras noticias del ultimatum al gobierno belga calentaron la atmósfera y aceleraron las decisiones del gobierno de Londres. Los líderes de la oposición conservadora Lord Lansdowne y Bonar Law elevaron a al gabinete Asquith una carta urgiendo a la intervención: " cualquier titubeo ahora en apoyar a Francia y Rusia sería fatal para el honor y la futura seguridad del Reino Unido [ apoyaríamos ]  todas las medidas requeridas por la intervención de Inglaterra en la guerra" En el consejo de  ministros a las 11 horas de ese día Grey fue más explicito  en su respaldo personal a Francia. Defendió la distribución de responsabilidades navales con la concentración de la flota gala en el Mediterráneo y la responsabilidad de la flota inglesa protegiendo el canal de la Mancha. Grey fue autorizado por sus colegas a prometer a los franceses de que avisaría a Alemania de que Gran Bretaña no toleraría acciones navales germanas en el canal o en las costas atlánticas de Francia. En la reunión ministerial de la tarde Grey subrayó que la ocupación de Luxemburgo podía ser el preludio de un ataque a Bélgica, y enfatizó la garantía británica a Bruselas de tal modo que " que una sustancial violación de la neutralidad de ese país nos pondría en la situación contemplada como posible por Gladstone en 1870, cuando una interferencia en la independencia de Bélgica fue esgrimida como posibilidad para entrar en acción"  En Rusia continuaban las manifestaciones callejeras en apoyo de la guerra contra Alemania y Austria y en favor del zar. 

El 3 de agosto, pretextando una presunta violación del espacio aéreo alemán por aviones franceses Alemania declaró la guerra a Francia. A primeras horas del 4 de agosto, en cumplimiento del plan Schlieffen, las tropas alemanas invadieron Bélgica a las 8 de la mañana por Gemmerich



FOTO. ENTUSIASMO PATRIÓTICO: DESPEDIDA DE SOLDADOS FRANCESES EN LAS CALLES EN AGOSTO DE 1914




Este acontecimiento termino por decantar a Gran Bretaña junto a los francorrusosLondres no podía tolerar el control germano del Flandes belga y tenía a mano un magnifico pretexto alegando el acta de 1839 ( en la cual Inglaterra garantizaba la neutralidad del por entonces recién creado estado belga ) para silenciar a los contrarios a la apertura de hostilidades. El gobierno de  Asquith recibió unánime apoyo del Parlamento, salvo un puñado de laboristas aislados. El ultimátum inglés exigiendo la retirada alemana de Bélgica expiraba a las 24.00 horas del 4/5 de agosto.


El punto de vista alemán queda resumido en la vibrante alocución que el canciller Bethmann-Hollweg dirigió al Reichstag en esos momentos:


" Durante 44 años hemos vivido en paz. Solo hemos desenvainado la espada en defensa de una causa justa. Rusia ha prendido la antorcha en la casa ( grandes aplausos ). Seria un crimen esperar hasta que esos poderes, entre los cuales estamos constreñidos, se desborden. Francia ha violado la paz. Los aviones franceses han cruzado la frontera y arrojado bombas. Las patrullas de caballeria francesas y sus compañias de infanteria han irrumpido en Alsacia. Tenemos que actuar en autodefensa. Nuestras tropas han ocupado Luxemburgo y quizas ya estan en Bélgica (gran conmoción ).



Nuestra invasión de Bélgica viola la ley internacional, pero nosotros repararemos la injusticia que nos hemos vistos obligados a cometer a causa de otros ( gran aplauso )...Nosotros permaneceremos hombro con hombro con Austria-Hungria. Le hemos dicho a Inglaterra que atacamos la soberanía belga pero no su independencia. La hora del juicio de Alemania ha llegado. Nuestro ejército esta en el campo. Nuestra armada esta preparada para la batalla. Detras de ellas permanece un pueblo unido".



Un mensaje belicoso y exaltado que, con todo, no disimulaba la intranquilidad ante la cada vez mas clara perspectiva de una intervención inglesa. Efectivamente, aquella noche del 4-5 de agosto tuvo lugar una tormentosa reunión entre el embajador británico en Berlin, E. Goschen y el canciller Bethmann-Hollweg. Este último trato de suvizar el carácter de la intervención alemana en Bélgica pero el diplomático inglés, siguiendo tajantemente las ordenes de su gobierno, declaró sin ambajes: retirada de Bélgica o guerra.

Los dirigentes alemanes no querían entender o sospechaban duplicidad trás esta firme exigencia británica, tal y como daba a entender el siguiente exabrupto de Bethmann-Hollweg: "Gran Bretaña esta haciendo algo inimaginable a una nación hermana y que no desea sino vivir en paz con los ingleses (...) ¡ y todo por un trozo de papel ! ", o como en el caso del Káiser y otros politicos, intuían bastante atinadamente que Inglaterra simplemente se unía a los enemigos de Alemania por mera rivalidad.

En la madrugada del dia 5 de agosto, todas las grandes naciones de Europa, los Aliados ( Francia, Gran Bretaña y Rusia, mas Bélgica y Serbia ) y las Potencias Centrales ( Alemania y Austria-Hungria ) estaban envueltas en lo que muy pronto se denominaría "Gran Guerra", "La Guerra de las Naciones"o "Guerra Mundial".



FOTO. MULTITUDINARIA MANIFESTACION EN SAN PETERSBURGO A FAVOR DE LA GUERRA CONTRA LOS IMPERIOS CENTRALES, EN AGOSTO DE 1914




V. ASESINATO EN SARAJEVO: 28 DE JUNIO DE 1914. FRANCISCO FERNANDO Y GAVRILO PRINCIP.
















FOTO. EL ARCHIDUQUE FRANCISCO FERNANDO Y SU ESPOSA.
Dentro de un imperio dinástico como era Austria-Hungría, la sucesión de los Habsburgo era un elemento decisivo del estado, que afectaba a las principales decisiones, debido al peso de la autoridad imperial sobre el gobierno, en una estructura semiautocrática. Desde el extraño suicidio del príncipe Rodolfo, único hijo del emperador Francisco Jose, en Mayerling en el año 1889 había ocupado su lugar Francisco Fernando, archiduque de Austria y sobrino del emperador. Nacido en Graz en 1863, mostró su particular visión de las cosas casándose en 1900 con Sofia Chotek, noble checa, lo que le enfrentó a la Corte. Sus hijos estaban excluidos de la sucesión.

Esa simpatía proeslava iba más allá de la esfera personal; Francisco Fernando se había convertido en portavoz de la facción que defendía cambiar el sistema dual de la monarquía basado en la hegemonía del reino germánico, Austria, y el reino magiar, Hungría, en un sistema trilateral, al comienzo en beneficio de los checos de Bohemia-Moravia y tal vez después ampliable a los eslavos bajo control de Hungría ( el propio Francisco Fernando era contrario a las posiciones de la aristocracia húngara, ademas de estar mal avenido con los liberales-radicales y socialistas austriacos, muy especialmente con los judíos vieneses. ). Allí se formaría una especie de "Yugoslavia habsburguesa" con supremacía croata
.
En suma, mas próximo a los liberales conservadores, respetuoso con los principios de las nacionalidades pero sin quebrar el poder de los Habsburgo preservando la integridad territorial del imperio. Es lógico que su persona cosechara apoyos y hostilidades por igual. Y en particular le ganó la hostilidad de los ultranacionalistas serbios que operaban dentro y fuera de Austria-Hungría preconizando la creación de una "Gran Serbia"o algún tipo de unión de los eslavos del sur ( " Yugoslavia" ) bajo hegemonía serbia. Un acomodo de los eslavos dentro de Austria-Hungría les parecía engañoso y Francisco Fernando, en calidad de futuro gobernante de la odiada Austria, simplemente aborrecible. El archiduque se convertía así en un posible objetivo de los terroristas serbios.

Superados los vaivenes de 1912-13, a comienzos del verano de 1914 no había ningún elemento que presagiase la inminencia de una guerra generalizada. Incluso los síntomas externos indicaban un apaciguamiento. Alemania y Gran Bretaña  cooperaron como apagafuegos durante las Guerras Balcánicas y ahora procedían a recomponer sus relaciones. Existían rumores sobre tratos destinados a saciar las pretensiones coloniales alemanas en detrimento del frágil Portugal, cuya posición en Angola y Mozambique dependía en buena medida de la tolerancia de los ingleses.

En estas circunstancias Francisco Fernando visitó Bosnia para presenciar unas maniobras militares. concluidas estas el 27 de junio, su programa incluía actividades protocolarias como representante de la máxima instancia imperial; un recorrido por la capital regional, Sarajevo. Está contenía una población mixta de eslavo-musulmanes, serbios y croatas, y era uno de los centros de efervescencia del ultranacionalismo panservio ( al menos en los barrios de mayoría serbia )

La anunciada exhibición de la autoridad imperial no paso desapercibida y varios grupúsculos terroristas pusieron manos a la obra preparando una conspiración para asesinar al archiduque; eran 7 los conjurados encargados de materializar el atentado. 

La peculiar cultura política de Serbia estaba impregnada al recurso a la violencia desde el regicidio de 1903. Los jóvenes nacionalistas impresionables se movían por las cafeterías impregnándose de ideología, contactos y sensación de ser aceptados.

Los terroristas procedían de dos células diferentes. La más seria era la reclutada por Voja Tankosic, constituída por Trifko Grabez, nacido en Pale, un suburbio de Sarajevo, Nedejko Cabrinovic, relacionado en sus comienzos con el entorno socialista antes de trasladarse a Belgrado y Gavrilo Princip, nativo de Sarajevo. Princip demostró ser un buen tirador en las prácticas en la Academia Partisana . Los tres compartían edad, diecinueve años, un historial violento ya desde la escuela golpeando a sus profesores, y la búsqueda de una causa idealista que encontraron en los cafés nacionalistas de Belgrado que frecuentaban. Fueron adiestrados por Milan Ciganovic, un serbobosnio empleado en los ferrocarriles serbios, veterano de las Guerras Balcánicas y miembro de la potente organización clandestina Mano Negra. El 27 de mayo les suministró 4 revólveres y seis bombas procedentes del arsenal estatal de Kragujevac. , y frascos de cianuro para suicidarse.

El 30 de mayo Cabrinovic pasó la frontera por Mali Zvornik, y el 31 a Princip y Grabez  pasaron ilegalmente la frontera usando una ruta clandestina en Ljesnica. Visitaron la casa del granjero Mitar Kerovic, que llevó a ambos terroristas a Tuzla y luego a Sarajevo. En ambos casos, con la complicidad de varios oficiales de fronteras.

La segunda célula, más informal y peor preparada ya estaba instalada en Sarajevo. Había sido reunida por Danilo Ilic, otros miembro de la Mano Negraque captó a  Mehmed Basic, un antisocial próximo a la izquierda revolucionaria, pero útil por su origen musulmán, lo cual podía dificultar el rastreo del origen belgradense de la conjura, y los serbios de Sarajevo Cuijetko Popovic, estudiante de bachillerato, y Vaso Cabrilovic.

Existe la suposición de que Cinagovic filtrase al primer ministro serbio Pasic datos, pero la declaración del ministro de Educación Jovanovic sobre el conocimiento de la trama. La carta demoledora de Pasic al ministro de la Guerra el 24 de junio debido a la respuesta grosera de Apis *1

¿ Temía Pasic  posibles agresiones de  Apis si se enteraba que había tratado de avisar a Viena? Es posible, pero el primer ministro serbio disponía de la poderosa baza del apoyo de las embajadas de Rusia y Francia.

¿ Es posible que se produjera esa advertencia velada a Viena sobre la conspiración? Así lo aporta la conversación entre el embajador serbio con el subsecretario de exteriores  francés Abel Ferry, en el sentido de haber comunicado a Viena implícitamente la existencia de un peligro y lo desaconsejable de la visita. Seguramente los austríacos consideraron el consejo como un simple  boicot a la visita del archiduque Francisco Fernando.  También contamos con testimonios indirectos de la acción del embajador serbio ante Viena,  Jovan Jovanovic. Visitó el 21 de junio al ministro de Finanzas austrohúngaro, León Bilinski, con vagas referencias a jóvenes serbios en el ejército austríaco. Belinski probablemente lo tomó como una maniobra de intimidación, y no informó al conde Berchtold de la conversación.

La visión mental de Pasic debía estar influida por la necesidad de las redes nacionalistas informales, su gran nivel de presencia en la vida de la sociedad de su país. Y tal vez, más o menos conscientemente, de la necesidad histórica de una guerra europea como última etapa para la construcción de una Gran Serbia.

El acuerdo comercial de 1910 en realidad fue un mero espejismo, aunque en 1912 Austria-Hungría era el principal comprador y proveedor de Serbia. Pero resulto ser un caso claro en que los lazos  económicos fueron superados por los intereses políticos.

Los informes del embajador austriaco Von Ugron sobre actividad subversiva serbia cada vez más orientada hacia los enemigos externos se sucedían uno tras otro. En fuentes abiertas se podía comprobar esa orientación en periódicos irredentistas como Pijemont. Por tanto entre las autoridades de Viena había plena consciencia de la influencia de la Mano Negra y sus complejas relaciones con el gobierno civil de Belgrado. Otro ejemplo notorio de la capacidad de las organizaciones secretas fue el caso  contra uno de sus miembros, el brutal oficial Velimic Vermic, absuelto en primera instancia por asesinar a un recluta durante la Segunda Guerra Balcánica, con el juicio repetido por el escándalo, condenado levemente y finalmente indultado por completo.

Lo cierto es que en la fatídica mañana del 28 de junio de 1914, Francisco Fernando vestido con uniforme de gala y acompañado por su esposa se dirigió al ayuntamiento de Sarajevo para una recepción con las autoridades locales. Viajaban en una comitiva de tres automóviles descubiertos, haciendo breve parada en el edificio de correos. Siguiendo el cauce del rio Miljacka, ocurrió la primera intentona terrorista cuando uno de los asesinos, Cabrinovic, lanzo una bomba que explotó bajo el automóvil del coronel Merizzi, miembro del séquito que resultó herido junto a otro acompañante. No obstante, la visita prosiguió con una tensa sesión en el ayuntamiento en medio de los duros reproches de Francisco Fernando al nervioso discurso de bienvenida: "Basta ya, señor alcalde ¿ Cómo es posible que venga aquí como amable visitante y se me reciba con bombas ? ¿ De qué lealtad me esta hablando?".

A la salida, todavía acompañado por su decidida esposa en contra del consejo del propio Francisco Fernando, se dirigieron al hospital para interesarse por los heridos en el atentado previo. En la confluencia de las calles Rodolfo y Francisco José, al disminuir el coche su marcha para rectificar un giro equivocado un joven se aproximo al vehículo del archiduque y con un revólver disparó varias veces a quemarropa; el archiduque fue alcanzado en el cuello y su esposa en el vientre; llevados al palacio de gobierno fallecieron en el camino, al parecer sin haber recuperado la consciencia.
FOTO. EL ARRESTO DE PRINCIP ( SEGUNDO POR LA DERECHA )

El pistolero, Gavrilo Princip, fue capturado inmediatamente por la muchedumbre y los  escasos agentes de seguridad. También había sido arrestado con anterioridad el autor del anterior atentado fallido, Cabrinovic. Unidos a otros arrestos, todo apuntaba a una conspiración de serbios ultranacionalistas, aunque sus ramificaciones y el grado de implicación de las autoridades de Belgrado  se desconocía. Pronto empezaron los tumultos antiserbios en Sarajevo y otras ciudades bosnias, atizados por las croatas y bajo el silencio del gobernador austriaco ( y encargado de la débil seguridad de Francisco Fernando ), Potiorek.




FOTO. EL ANCIANO EMPERADOR FRANCISCO JOSE



Las reacciones inmediatas fueron dispares: Una corriente de opinión mundial mostraba sus condolencias y repulsa por el crimen. Por otra parte la resignación y cierto conformismo del emperador Francisco Jose ( mal relacionado con su heredero ); la alegría poco disimulada de los nacionalistas serbios y los rivales del archiduque dentro del imperio;  recordemos como el novelista J. Roth describía en su obra "La marcha Radenzky" recreaba el regocijo salvaje de algunos oficiales húngaros ante la noticia.

NOTAS
*1 Dedijer, Vladimir.  “Dokumenti o Spoljnoj Politici Kraljevine”,  Belgrado 1980 

3.2.07

IV.LAS CRISIS DE LOS BALCANES 1908-1913

El nacionalismo eslavo-ortodoxo minó la estructura del imperio turco en Europa en un largo proceso iniciado en 1832 con la independencia griega, y acelerado en el último tercio del siglo XIX, cuando trás el Congreso de Berlín de 1878 Rumania, Servia y Montenegro obtuvieron la plena independencia. En octubre de 1908, aprovechando las disputas en el interior del gobierno turco ( cuando los oficiales del ejército turco de Macedonia impusieron al sultán Abdul Hamid II el movimiento nacionalista y "modernizante" de los "Jóvenes Turcos" ) Austria anexionó formalmente Bosnia, y Bulgaria gobernada por el zar Fernado I proclamó su plena unificación con el principado de Rumelia Oriental, rechazanado el vasallaje que prestaba hasta la fecha al imperio turco.


En el año 1907 se propuso un proyecto para construir un ferrocarril austriaco hasta el importante puerto de Salónica ( entoces aún turco ) ; este ferrocarril, a imagen de otros muchos construidos en Africa y Asia, estaba concebido como una herramienta de penetración económica y política de estilo colonial. Aparte de controlar las producciones de los Balcanes occidentales al dominar su principal vía de transporte, serviría para aislar a Servia del mar Mediterraneo e impedir su expansión hacia las provincias turcas de Novi Pazar y Albania.


MAPA. EL ROMPECABEZAS ETNICO DE LOS BALCANES PUEDE APRECIARSE EN LA ANTIGUA PROVINCIA TURCA DE DOBRUDJA, MOTIVO DE DISCORDIA ENTRE BULGARIA Y RUMANIA, Y AMBICIONADA POR RUSIA.

Este ambicioso plan fue suspendido por los austriacos en septiembre de 1908, cuando su ministro de asuntos exteriores L. von Aehrenthal prefirió apaciguar a los rusos con la evacuación de las guarniciones austriacas presentes en Novi Pazar para conseguir su aquiescencia a la anexión formal de Bosnia-Herzegovina ( desde 1878 bajo protectorado austriaco pero considerada provincia turca, y cuyo estatuto de protectorado vencía precisamente en 1908 ), un golpe terrible para las reivindicaciones pan-serbias.  El 16 de septiembre los preparativos fueron realizados entre Aehrental y su colega, 
 el ministro ruso de exteriores  Izvolsky  en la finca Schloss Buchlau en Moravia, propiedad del embajador austriaco ante Rusia, el conde Berchtold. Además, Viena prometía apoyo a las pretensiones rusas sobre el acceso a los estrechos turcos.

Una aquiescencia pronto percibida como un tremendo error de cálculo por  Izvolsky, puesto que exasperaba a sus protegidos en Belgrado y la opinión de los nacionalistas rusos; el gobierno ruso se apresuró a desdecirse pero se encontró con el hecho consumado de la anexión anunciada por Aehrental el 5 de octubre de 1908. Aumentó el disgusto ruso el comprobar su propia impotencia militar para ejercer presión debido a la debilidad de sus fuerzas armadas y la inhibición francesa que tampoco se veía con fuerza militar para chocar en aquel tiempo con Alemania, país que presionó directamente a Rusia para que diera su asentimiento a la anexión austriaca de Bosnia. Rusia y Serbia tuvieron que resignarse, pero su hostilidad contra Austria y Alemania aumentó hasta el paroxismo. El propio Zar Nicolás II declaró públicamente: " Hay que prepararse porque en el futuro sera inevitable el enfrentamiento con los alemanes ". El otro gran perdedor era la impotente Turquía a cuyas expensas se apaciguaban las tensiones de otras naciones.

La vulnerabilidad turca quedaba de nuevo al descubierto a pesar de los esfuerzos del nuevo gabinete de Estambul por buscar el patrocinio alemán; el canciller alemán B. von Bülow debió esforzarse a fondo para conciliar su alianza "Nibelunga" con Austria y la integridad territorial del imperio otomano durante la crisis de Bosnia. La evacuación final de Novi Pazar por Austria en junio de 1909 parecio serenar las aguas de momento. FOTO. B. VON BULOW, CANCILLER ALEMAN DE 1900 A 1909.

Durante 1910 se mantuvo una atmosfera tranquila en las relaciones internacionales, aparentemente, porque continuaba el rearme de Francia y Rusia, que aprobó en la Duma pro-zarista de esos años amplios presupuestos para el reforzamiento de su dispositivo bélico ( " el Gran Plan" ), hasta el punto que los estrategas alemanes calculaban que si dicho plan llegaba a termino el supuesto de una lenta movilización rusa se habria transformado para 1917 en una movilización inmediata...

En 1911 aparecieron nuevas perturbaciones; la segunda crisis marroqui entre Berlín y Paris trás el incidente de Agadir fue resuelta con el protectorado francés en todo Marruecos ( salvo el norteño Rif bajo control español ) y con una rectificación fronteriza en Africa central en favor de la colonia alemana de Camerún despues de unos dificiles tratos realizados por el jefe de gobierno frances Caillaux. Mal recibidos en Francia, estos acuerdos minaron la posición de Caillaux y fortalecieron a los belicistas en las siguientes elecciones.


En parte inspirados por la ampliación del poder francés en el norte de África, los italianos decidieron en septiembre de 1911 expandir su pequeño imperio colonial ocupando Trípoli y Cirenaica ( Libia ) provincias teóricas ambas del imperio turco otomano, acción que contó con el asentimiento de las demás potencias ( Alemania de nuevo con el dilema de no agraviar a dos posibles aliados, y la indiferencia de Francia e Inglaterra ) Ante la oposición turca los italianos extendieron sus operaciones a la zona europea apoderándose del archipiélago del Dodecaneso en el Egeo en mayo de 1912. 


FOTO. TROPAS ITALIANAS DESEMBARCANDO DURANTE LA OCUPACIÓN DEL DODECANESO.



Mientras tanto, en la primavera de 1912; Bulgaria y Servia, alentadas por las diplomacias rusa  e italiana acordaron actuar conjuntamente mediante una "Liga Balcánica" ante la eventualidad de la desintegración del poder turco en Europa, con la incorporación posterior de Grecia y Montenegro; en octubre de 1912 entraron en acción los ejércitos de la Liga: los servios victoriosos en Kumanovo empujando hacia el Adriatico, hacia Durazzo secundados por los montenegrinos, y también hacia el sur por el valle del Vardar en Macedonia. Los griegos que asaltaban Macedonia desde el sur obtuvieron un decisivo triunfo al tomar el puerto de Salonica el 8 de noviembre, puesto que asi desorganizaban la defensa turca restante en Albania y Macedonia. Los bulgaros por su parte se plantaron a apenas 40 kilómetros de Estambul tras vencer a los turcos en los combates de Kirk-kilisse y Luleburgaz, aunque fueron frenados por una improvisada red de trincheras antes de poder entrar en la gran ciudad del Bósforo. Con todo, habian tomado buena parte de Tracia y alcanzado el mar Egeo.


Desde principios de 1913 la diplomacia y las amenazas de intervención del grupo de grandes potencias impuso una llamada al orden plasmada en la conferencia de Londres. Austria-Hungria que habia vuelto a penetrar en Novi Pazar planteaba la creación de un estado albanes independiente que mantuviese aislada del mar al estado servio, a la vez que invocaba el principio nacional argumentando que los servios no tenian derecho a controlar una población distinta como era la albanesa.

FOTO.OFICIALES BÚLGAROS POSAN ANTE LA CÁMARA DURANTE EL ASEDIO DE ADRIANÓPOLIS ( EDIRNE )EN LA I GUERRA BALCÁNICA.


La idea de una Albania independiente caló y fue sucesivamente respaldada por Italia, Gran Bretaña y Alemania: haciendo el típico juego de equilibrios, el 30 de mayo de 1913 se hizo público el tratado de paz de Londres que consagraba el fin del dominio turco en Europa, ahora apenas controlaba una estrecha franja en torno al mar de Mármara y su capital Estambul ( Constantinopla ) era una ciudad fronteriza. Un duro varapalo para los "Jóvenes Turcos" en el poder; por otro lado el tratado establecía el reparto del botín entre, Servia engrandecida gracias a Kosovo, Bulgaria con casi toda Tracia y Grecia con Salónica y el Epiro meridional. El destino de Macedonia, repartida equitativamente entre los tres socios molestó profudamente en Sofía a Fernado I y el gobierno búlgaro ya que la reclamaban en su totalidad puesto que aspiraban a reconstruir la " Gran Bulgaria " proyectada en el tratado de San Stefano 45 años atrás.

En una pirueta estratégica que inició la II guerra Balcánica, Bulgaria atacó por sorpresa en junio de 1913 a sus dos antiguos aliados con los que habia colaborado hacía tan solo un mes, pero sus ejércitos fueron rechazados y despues completamente vencidos en el mes de julio por la oportunista intervención en su contra de Turquia y Rumania. Austria-Hungria consideró  seriamente intervenir en medio de esta rebatiña en contra de Rumania y de Serbia, y trató de apoyar diplomáticamente a Bulgaria, pero fue retenida por el canciller alemán Bethman- Hollweg.

Ante este panorama, Bulgaria hubo de resignarse a firmar los tratados de Bucarest y Estambul, aceptando las pérdidas de Edirne ( Adrianópolis ) y Dobrudja amén de renunciar a Macedonia. Se produjo una relativa distensión durante el invierno de 1913-14, cuando Grecia y Serbia replegaron sus fuerzas fuera de las fronteras asignadas a Albania trás presiones italianas y austriacas.


MAPA. LA II GUERRA BALCÁNICA